Cuando las modas vuelven parece que el tiempo se devuelve, cuando todo mundo evoca la nostalgia de tiempos pasados, pareciera que el poder le da envida y hace girar la máquina del tiempo, un ejemplo fue anteayer, donde de repente amanecimos en un episodio de la guerra fría.
La Guerra Fría debemos recordar fue aquel episodio al que se le llamó al enfrentamiento sórdido, frío, entre el comunismo y el capitalismo, URSS y EE. UU., en donde posterior a la II Guerra Mundial los aliados se fueron al conflicto sin declaratoria y sin tanques, de ellos, el campo de guerra fue el mundo mismo, así fueron repartiéndose países en bloques.
De repente, Venezuela amaneció con dos Presidentes, Maduro y un tal Guaidó que juraba constitución, el pueblo Venezolano y los gobiernos de América Latina se partieron en dos, salvo Nicaragua, Cuba, Bolivia y México le daban el reconocimiento a Maduro.
Estados Unidos, Canadá y compañía le daban el visto bueno al joven Guaidó quien sacó a la gente a las calles, mientras el Ejército se permanecía fiel al heredero de Hugo Chávez.
México a través de su canciller Marcelo Ebrard se mantuvo leal al principio de No Intervención y por tal reconoció al gobierno de Maduro.
La herencia de Hugo Chavez puede ser lo peor, pero es lo que hay y son los venezolanos los que deben ponerse de acuerdo, pero Estados Unidos intenta desbarrancar al Gobierno de Maduro.
A Franklyn D. Rooselvelt cuando iban a quitar al primer Somoza, le argumentaron que era un hijo de p… y el viejo FDR les contestó: “Pues si, pero es nuestro hijo de p…”.
Al parecer Maduro por fin dejó de ser el hijo de p… de Estados Unidos.
En la historia de México ha tenido episodios de dignidad diplomática, aquella vez cuando Kennedy le preguntó a López Mateos ¿Cuánto costaba El Chamizal? Y Don Adolfo le contestó “No soy Agente de Bienes y Raíces”.
Otro episodio lo definió muy bien el propio cuerpo diplomático de López Mateos cuando votaron en contra en la OEA por la expulsión de Cuba.
Maduro puede ser lo que ustedes quieran y el Ejército venezolano es una casta que se niega a entregar el poder, pero la manera en que están manejando las cosas la oposición los pone a la misma estatura política que a Maduro y eso no se lo merece el pueblo venezolano.
López Obrador se fue con el viejo librito de geopolítica mexicana y le hizo caso a un Mazatleco: Genaro Estrada.
Así, “haiga sido como haiga sido” México vuelve a ponerse en contra de su principal socio, por que como bien dice el Presidente una cosa es el poder económico y otra el político.
Cuando pensamos que el Mercado seguiría fijando la agenda diplomática… de repente reviven las modas pasajeras, aquellas que tal vez nunca debieron pasar de moda. Mientras Venezuela deben ser ellos los que definan con las reglas de ellos mismos.