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Las turbias “calificadoras”

Ya lo he referido en otras ocasiones, pero considerando las últimas “calificaciones” y “advertencias” que las muy caras calificadoras extranjeras le han  enjaretado a nuestro país,...

Jorge Guillermo Cano
Jorge Guillermo Cano | Jorge Guillermo Cano

Ya lo he referido en otras ocasiones, pero considerando las últimas “calificaciones” y “advertencias” que las muy caras calificadoras extranjeras le han  enjaretado a nuestro país, conviene retomar el asunto.

Moody’s, Standard&Poor’s y Fitch son “las tres grandes” entre las agencias “calificadoras” globales. Las dos primeras son las más influyentes y la tercera tiene menor influencia, aunque no deja de ser considerada entre las principales.

De las tres, sus “calificaciones de riesgo” de países, corporaciones y, en general, entidades que manejan recursos e inversión, tanto pública como privada, se toman como indicadores importantes en los mercados financieros.

Sigue las columnas de Jorge Guillermo Cano en la sección especial de Línea Directa

Una descalificación puede ocasionar problemas a Estados nacionales, no porque corresponda a la realidad en sí, sino por las dinámicas que prevalecen en un mundo financiero regido por la especulación más rupestre.

Esas tres “calificadoras de riesgo” están controladas por accionistas vinculados al aparato bancario y bursátil, de Estados Unidos, principalmente, y gestores de activos.

En evidente conflicto de interés, muchas de las empresas, propiedad de los accionistas, son usuarias de sus agencias calificadoras.

EL GRAN NEGOCIO ESPECULATIVO

Standard and Poor’s, al igual que las otras dos, es proveedora de información financiera. Se le tiene por una de las más importantes del mundo y realiza sus funciones desde hace siglo y medio; sus dictámenes se asumen como indicadores válidos para la toma de decisiones. Pertenece a The McGraw-Hill Companies, proveedor global de servicios de información que opera desde 1888 y tiene más de 280 oficinas en 40 países.

Hacia finales de los años veinte de este siglo, según su propia información, Standard and Poor’s, al igual que Moodys’s, obtenía “ingresos operativos” de miles de millones de dólares al año y, en los años recientes las ganancias de las “tres grandes” se han disparado.

Esas agencias califican y descalifican cobrando muy bien, según sea el caso, y ello ha quedado en evidencia en muchas ocasiones, pero gobiernos y dependencias (como sucede con México) les siguen pagando.

COLUSIÓN Y CONFLICTOS DE INTERÉS

La colusión y los conflictos de interés entre las calificadoras y sus clientes (muchos son sus propios accionistas) ha sido denunciada de manera reiterada, de modo que sus “recomendaciones” están bajo fundada sospecha de manipulación y en no pocos casos las evidencias han surgido.

Es el caso de la que emitió no hace mucho Fitch Rating, advirtiendo que quitar algunas comisiones bancarias, como propusieron algunos legisladores en México, “podría ser negativo para el país y afectar la inclusión financiera”.

Según Fitch, la propuesta (que inicialmente fue de morenistas) en el Senado de la República, de cancelar el cobro de ciertas comisiones bancarias a los clientes, afectaría directamente a la banca (a sus desproporcionadas ganancias, en efecto) y la agencia afirmó que “la rentabilidad de los bancos mexicanos podría reducirse (pues) el ingreso por comisiones es una fuente importante de ganancias”.

DEBEN SER CANCELADOS SUS TRATOS

Las probadas irregularidades de las calificadoras en Estados Unidos y otros países, la colusión y los conflictos de interés entre esos negocios especulativos y sus clientes, por sí mismas hacen necesario marginar del todo sus “recomendaciones” y dejar de pagarles cantidades millonarias.

Es un hecho: tanto Standard and poor’s como Moody’s y Fitch, han sido acusadas, y se ha comprobado, de influir interesadamente en la credibilidad financiera de países y empresas.

Se han documentado casos en que determinada nación aparece con baja, o alta, calificación (factor para obtener fondos de la banca mundial) en concordancia con localizados intereses del capital y según el pago, desde luego.

Así que, digan lo que digan flamantes economistas, a las “calificadoras” de turbia actuación, como se ha evidenciado en muchos casos, hay que mandarlas a volar, lisa y llanamente. Lo otro, es hacerles el juego, vaya Usted a saber por qué.

¿Qué se va la inversión extranjera? Desde luego que no, seguirán yendo a donde mejor  les convenga y México sigue siendo un objetivo apetitoso para el capital trasnacional. Negocios son negocios.

EN EL TINTERO

-Gasolineras, muchos comerciantes, distribuidores, fariseos rapaces que encarecen sin motivo y agreden al pueblo mexicano. Y la mezquina “oposición” les hace el juego (que gratuito no ha de ser).

-La “gran prensa” gringa siempre ha estado al servicio de la oligarquía y el gobierno de ese país. Nada de qué asustarse, el New York Times, Washington Post, Wall Street Journal y muchos otros carecen de credibilidad, son simples negociantes. Lamentablemente, en México, pasquineros irresponsables se hincan ante ellos.

-Se equivocan por completo quienes dicen que sería “legal” una intervención militar de Estados Unidos, dizque para combatir al narco. Sería del todo ilegal, arbitraria e inadmisible. Se respondería con la debida energía, no lo dude.

-A los dichos atrabiliarios, ridículos, que rayan en la estupidez, del lenguaraz Trump, se les debe responder en la justa medida, no con blandengue “diplomacia”. ([email protected]).

Fuente: Internet

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