Al momento

La Mansión del Bienestar y el berrinche del Presidente

Sabemos que algo que le adolece al presidente López Obrador es el ego y el rencor (y vaya que muy feo). Si alguien tiende a tocar...

| Internet

Sabemos que algo que le adolece al presidente López Obrador es el ego y el rencor (y vaya que muy feo). Si alguien tiende a tocar sus intereses o evidencia su falta de acción para gobernar, se le va a la yugular y no lo suelta. Lo peor del caso, en su berrinche usa la fuerza del Estado al más rancio del viejo estilo priista setentero y golpetea, al mismo tiempo que jala a su bandada a parte de los más altos tomadores de decisiones del país: las y los gobernadores y senadores morenistas; no sólo los usa para que los defiendan y protejan (a él y a toda su familia), sino para que también respalden y minimicen las acciones golpeadoras y sea dicho de paso, lo victimicen e incrementen la polarización del país. 

El hijo del presidente no tiene conflicto de interés ni es corrupto 

La exhibida que dieron Latinus y Carlos Loret de Mola al hijo mayor de Andrés Manuel, José Ramón López Beltrán, con su ahora llamada Mansión del Bienestar (“rentada” a un alto director de Baker Hughes, empresa con la cual gobierno federal tiene contratos en PEMEX), ha echado abajo la bandera de austeridad republicana y la lucha contra la corrupción que tanto ha pregonado su padre por tantos años. 

Angelica Rivera salió a hablar de su Casa Blanca 9 días después del escándalo, José Ramón a los 17. ¿Alguien recuerda cómo estaba Andrés Manuel y toda la izquierda mexicana ante tal escándalo? La tardía respuesta del hijo del presidente le salió peor. No solo evidenció que lleva una vida de neoliberal en Houston; que maquilaron todo de última hora; y que trabaja en una empresa que brinda servicios de alto turismo a los más ricos, poderosos y neoliberales de Estados Unidos, y que tiene un nuevo conflicto de interés, ¿por qué? Porque dicha empresa pertenece a los hijos de Daniel Chávez Morán, uno de los asesores principales del Presidente en el tema del Tren Maya, “y que no cobra”, según las palabras de Andrés, pero que sus intereses tendrá ahí y en otras zonas de México, como las Islas Marías, al ser propietario de una de las empresas turísticas más grandes de México, Vidanta. 

El berrinche primero por encima del país en crisis 

19 días de pleito lleva Andrés Manuel con Loret de Mola. El pleito lo ha llevado a esferas nunca antes vistas. De tratar de minimizar la investigación al decir que “la señora tiene dinero”, pasando – con tal de desviar la atención – por poner en riesgo las relaciones diplomáticas con España, hasta escalarlo a violar la misma Constitución Política y las leyes que de ella emanan, que protestó guardar y hacer guardar; el defensor principal de nuestra Carta Magna, prefirió irse con el poder y fuerza del Estado que tiene, sobre un periodista, mostrando información sobre sus ingresos obtenidos en empresas privadas, acosándolo a través de su show matutino, el cual es pagado con recursos públicos, violando la secrecía de la información que tiene a su cargo, y si no fue obtenida por su cargo, mintiendo e incitando a que se le señalara. 

¿Qué provocó todo este abuso de poder? Que la sociedad civil respondiéramos y nos manifestáramos en medios digitales, principalmente en Twitter. ¿Por qué? Porque si los representantes y partidos políticos de oposición no lo hacen como se debe, está en nosotros salir a defender al gremio y las libertades individuales. Por supuesto, buscar minimizar es algo que no podía dejar de hacer Presidencia, acusar de uso de bots, de ser conservadores y el exigir a Twitter que transparente “quiénes mueven los hilos”.

No es la figura de Loret

No es la figura de Loret lo que pesa, es el acoso y la inseguridad que están sufriendo los periodistas y medios de comunicación independientes, alejados del presupuesto público, por mostrar la verdad, defender la libertad de expresión y, al mismo tiempo, proteger nuestra democracia. Muchos periodistas no solo tienen que vivir en condiciones socioeconómicas críticas, autocensurarse y/o protegerse del crimen organizado, sino que ahora también tienen que protegerse y luchar contra el Estado mismo, en este caso, representado por un Presidente intransigente y sus gobernadores, jefa de gobierno, senadores, diputados federales locales, regidores y cualquier otro funcionario público que se marea con el poder para tratar de incidir en su quehacer periodístico. 

No es la figura de Loret lo que pesa, es el abuso de poder que Andrés Manuel está ejerciendo (y lleva ejerciendo desde su inicio) como Presidente del País. Se siente intocable, se siente protegido y respaldado por sus gobernantes y representantes en cada estado, los cuales llegaron por el arrastre de la figura de López Obrador, aunque muchos de ellos piensan que llegaron por mérito propio. No es así. No solo suben a las tribunas de sus respectivas cámaras sino que también escriben cartas en bloque: lo defienden, lo santifican, le dan ese toque de divinidad que saben que está(n) perdiendo porque la realidad en la que se encuentra el país está brotando a pesar de tanta maroma y búsqueda de distractores. Salen a echar pestes al periodismo crítico, a fomentar la división, ¡a llamar traidores de la patria a quienes se opongan al Presidente! Siguen hablando de la situación de cómo estaba el país antes de ellos, y cómo el conservadurismo no los deja hacer nada, ¡aunque son mayoría!  Aquello de quienes se quejaban y criticaban tanto, son lo que se han convertido, ¿verdad, senadora Imelda Castro?

Las lágrimas de cocodrilo 

Estos últimos días, el Presidente Andrés Manuel ha centralizado como nunca el poder – pareciera que nos estamos despidiendo de nuestra federación. Él y sus gobernantes y senadores han hecho oído sordos a las voces críticas del país, las ha acusado de conservadores, han minimizado el abuso cometido por la figura presidencial y el conflicto de interés de su hijo:  la austeridad republicana y la lucha contra la corrupción no aplica ni con sus colaboradores ni con su familia cercana. 

Y como la defensa de sus seguidores y defensores no le fue suficiente para cambiar de tema, al seguir siendo evidenciado por los conflictos de interés y no poder desviar más la atención, al Presidente no le quedó de otra que soltar las lágrimas de cocodrilo en La Mañanera de este martes para agradecer (y defender) a sus hijos, su pobres, pobrecitos hijos, víctimas de todo. Claro, apelar a la compasión, un señor sexagenario, puede funcionar para tratar de levantar la popularidad, que pareciera que es lo único que le importa, por encima del país. Como niño berrinchudo hace oídos sordos a lo que nosotros, ciudadanos críticos de esta Nación, le estamos demandando: ¡ponerse a trabajar en lugar de seguir dividiendo

Fuente: Internet

Al momento

Suscríbete a nuestro boletín

Para tener la información al momento, suscríbete a nuestro boletín en el tendrás las últimas noticias de Sinaloa, México y el mundo.