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La Escuelita Temporal Extensión Bicentenario y la Sociedad Civil

Hace una semana les escribía sobre la Escuelita Temporal Extensión Bicentenario y el papel que jugó en el sector norte de la ciudad para atender a...

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Hace una semana les escribía sobre la Escuelita Temporal Extensión Bicentenario y el papel que jugó en el sector norte de la ciudad para atender a niños de muy bajos recursos en materia educativa y así evitar su deserción escolar. Por los medios, asumimos que emergió por dos razones: ante los oídos sordos de gobierno y un vacío que encontró un grupo delictivo, pero se nos olvida principalmente alguien importante y relevante, la ciudadanía, encabezada por alguien admirable, Esmeralda, y respaldada por la sociedad civil en diferentes momentos.

A mediados de octubre, por la difusión que diferentes medios de comunicación dieron a la Escuelita Temporal, decididos a ayudar y a evitar la estigmatización de ese centro de estudios, de sus colaboradoras así como de sus niñas y niños, varios ciudadanos nos involucramos dentro de nuestras posibilidades. En un primer momento, conseguimos donativos en efectivo y en especie para dotar de más mobiliario, equipamiento y material didáctico (todo fue transparentado en redes sociales). La ayuda que brindamos fue insuficiente para atender tanta demanda: día con día se fueron incrementando el número de estudiantes: de 25 crecieron a 50, luego a 75; después a 90 para llegar a 123 alumnos. ¿Por qué? Porque las niñas y niños no iban solo por las clases, el acompañamiento o la asesoría, sino por los alimentos, desayunos, que ahí les brindaban solo por el hecho de acudir. 

La escuelita no solo era un centro de estudios, era un comedor comunitario infantil que llegó a repartir más de 600 desayunos a la semana a niñas y niños cuyas familias sufren de pobreza alimentaria. ¿Se imaginan? Si los ingresos de estas familias son tan bajos que se les dificulta el alimentarse, será mucho más complicado el continuar con su educación, en plena pandemia, sin los medios para ello. 

Por buena fortuna, el Banco de Alimentos (BAMX) de Culiacán se sumó como un gran aliado y acompañó durante gran parte del funcionamiento de la Escuelita. Cerca de un año, el BAMX entregó despensas y alimentos a la escuelita así como a las familias de alrededor, sumándolos a su Ruta de la Caridad una vez a la semana y entregando apoyos en sus propias instalaciones. Si el Banco de Alimentos u otros ciudadanos no podían apoyar, Esmeralda hacía uso de sus propios recursos para alimentar a esos niños. 

¿Se imaginan llegar a atender a cerca de 120 niños, proporcionarles alimentos además de acompañamiento en la educación e incluso, solventar la mayoría de esos gastos de manera diaria, con un trabajo de pepenadora y siendo jefa de familia? Esmeralda asumió esa responsabilidad por cerca de un año, sin ninguna ayuda del gobierno, acompañada por la sociedad civil en diferentes momentos. Fue un gran esfuerzo el de ella y le estoy agradecida. ¿Por qué le agradezco? 

  1. Porque tomó el problema de raíz principal en ese momento, la falta de educación y de alimentos de las niñas y niños de su colonia. Buscó una estrategia para solucionarlo; planeó y programó día para atenderles (sin recibir nada a cambio).
  2. Porque no se quedó callada y alzó la voz por su comunidad. Siendo una ciudadana de “a pie”, sin una preparación académica universitaria y/o técnica, ha buscado establecer una relación de gobernanza más estable con las mismas instituciones de gobierno, sociedad civil, asociaciones políticas y demás, en pro de su comunidad, que muchos otros líderes y/o políticos.
  3. Porque hizo que volteáramos a ver esa parte de la ciudad que no conocíamos y que enfrenta grandes problemáticas que son urgentes de resolver: pobreza extrema, drogadicción, violencia intrafamiliar, problemas de seguridad ante la falta de servicios públicos tales como alumbrado, pavimentación, drenaje, agua potable y, no olvidemos, la falta de espacios educativos y recreativos para los niños.

El caso de la Escuelita Temporal Extensión Bicentenario nos dio la oportunidad a muchos, ciudadanos y sociedad civil, de involucrarnos y tratar de resolver en conjunto una situación complicada. 

Si nos involucramos como sociedad, atenta de nuestros problemas locales, con participación ciudadana, con el paso del tiempo podemos ir disminuyendo la influencia de la narcocultura en esas áreas que son más susceptibles a ser seducidas por el crimen organizado; si nos involucramos todos juntos, como sociedad, podemos exigir a nuestros gobernantes que atiendan a la brevedad posible peticiones pequeñas pero cruciales para mejorar el nivel de vida de toda una comunidad; si nos vamos involucrando, podemos influir en las decisiones de ellos. Todos podemos colaborar en conjunto y hacer de nuestra ciudad, una ciudad más justa.

PD. Aprovechando el raite, Esmeralda y varios ciudadanos estamos organizando una posada para los niños de la Escuelita para el próximo 22 de diciembre, ¿te gustaría sumarte? Toda aportación y/o regalo para las niñas y niños será bien recibida y transparentada. ¡Regalemos alegría y esperanza!

Fuente: Internet

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