La Duda Sistemática es el título de la autobiografía política del Lic. Francisco Labastida Ochoa, sinaloense nacido en Los Mochis, en 1942. Fue gobernador de nuestro Estado de Sinaloa en los años 1987-1992, Secretario de Gobernación, candidato a la presidencia de la república en el año 2000 y Senador de la República del 2007-20012.
Al estudiar la historia de región del Valle del Río Fuerte, se encontrará con el nombre de Zacarías Ochoa, bisabuelo materno de Labastida Ochoa. Hombre que tuvo la visión de construir el ingenio de caña de azúcar El Águila, a finales del siglo XIX, durante el porfiriato.
Estudio su licenciatura en Economía en la UNAM, y fue alumno de Jesús Silva Herzog (1893-1985), autor del libro Una Vida en la Vida de México. Labastida Ochoa recuerda sus clases citando a Heráclito: “Lo único que no cambia es que todo cambia”. En ese entonces, la Escuela de Economía de la UNAM, era la mejor del país.
Siendo subdirector de Inversiones se propuso cambiar el sistema educativo del país, al conversar con Porfirio Muñoz Ledo, político culto e inteligente le dijo: El presidente Luis Echeverría está cometiendo muchos errores. Eso se debe al excesivo poder que tiene la presidencia de la República. Deberíamos cambiar el sistema presidencialista por uno parlamentario como en Europa. Labastida Ochoa le dijo que estaba de acuerdo en el análisis, pero en tanto este siga teniendo el mismo control sobre el Poder Legislativo, no hay forma de hacer un cambio.
Para Labastida Ochoa, es mejor la propuesta de Diego Valadés, uno de los mejores juristas de México, que propone cambiar la Constitución para que en lugar de que el presidente sea el depositario del poder, lo sea el Estado mexicano. En conclusión: “el gran problema del país sigue siendo el inmenso poder que han concentrado todos los presidentes de la República. Se requiere un nuevo sistema de gobierno”.
Los días previos a la toma de posesión de José López Portillo, López Portillo le dijo a Labastida Ochoa: “Paco, váyase a ver a Jorge Díaz Serrano. El le hará un planteamiento. Le di las gracias y pedí la cita con Díaz Serrano, quien sería nombrado director de Petróleo Mexicanos (Pemex). Díaz Serrano le propuso ser subdirector general. Esa función no existía, ni existe aún”.
Labastida Ochoa le agradeció el ofrecimiento y le preguntó para qué lo quería: “¿Qué quería que hiciera? ¿Cuáles son los objetivos que iba a cumplir?”. Por ejemplo, “ya sabemos que contamos con mucho petróleo, ¿debemos producir, exportar, invertir?. No conocemos para nada el mercado internacional del petróleo y no sabemos qué hacer con las divisas y los recursos fiscales que llegarán”.
Díaz Serrano cerró el tema diciendo: “Debemos producir lo que los americanos quieran”. “Más vale hacerlo por las buenas, que por las malas”. Entonces, dice Labastida Ochoa, que le pareció evidente que la decisión de generar mucho petróleo y de forma rápida ya se había tomado; y lo habían hecho sin conocer el mercado internacional y sin estudiar en qué se podrían utilizar las divisas y los recursos fiscales.
Y así fue, esa la política del presidente, José López Portilla.
El libro de quien fuera gobernador de Sinaloa, Francisco Labastida Ochoa, hay que leerlo. Es su visión de Sinaloa y de México. Es la historia de su vida, contada por el mismo. Es algo que hizo su Secretario de Gobierno, Don Manuel Lazcano Ochoa, cuando escribió: Una Vida en la Vida Sinaloense.
Esa política petrolera que se implementó en el gobierno del presidente, José López Portillo, fue la que combatió el Ing. Heberto Castillo y el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT). Todos sabemos que esa política fue la que endeudo a México y fue un rotundo fracaso. El petróleo de México estuvo al servicio de los intereses de los EUA, como siguió siendo en los siguientes gobiernos del PRI y del PAN.
En otra ocasión, seguiremos comentando el libro del gobernador. Francisco Labastida Ochoa, da para más.