Entre los grandes absurdos legaloides y convenencieros para tratar de satisfacer el voraz apetito político y económicos de los falsos redentores del campesinado sinaloense, está la llamada “Cuota Liga”, insensato mandamiento que no ha sido posible derrumbar por la cómplice actitud de quienes para ello han tenido facultades, en aras también de seguir protegiendo y asegurando financiamiento al partido al que pertenecen.
Es inadmisible que sin pedir autorización, sin tomar en cuenta su circunstancia e incluso su preferencia ideológica o militancia partidista, a un campesino se le quite “a chaleco” determinado porcentaje de la cosecha de su parcela para entregarlo a un apéndice del Partido Revolucionario Institucional. Igual lo sería si se tratara de llevarlo a un partido diferente a éste.
Y no solo eso, sino que han encontrado secuaces a quienes han convencido mediante la entrega de migajas de ese apetitoso pastel, de forma que una vez participantes en el reparto del botín han callado los reclamos que agazapados en la oposición hicieron.
Ese dinero arrebatado criminalmente a ejidatarios que con frecuencia no alcanzan ni a recuperar los costos de producción en cada siembra, mucho menos algo de utilidades para satisfacer sus más elementales necesidades, no es poca cosa.
La bonanza se ha notado en quienes han sido dirigentes de la liga en Sinaloa, nunca en los auténticos campesinos, en aquellos que trabajan la tierra y le arrancan, con todos los sacrificios y riesgos, los alimentos que los mexicanos consumimos. Otra parte de ese dinero ha servido para financiar campañas políticas de candidatos priistas. Lo menos para callar las voces de quienes antes gritaron exigiendo la cancelación de tan arbitrario cobro.
Solo en el periodo de 2011 a 2018 se descontaron a ejidatarios sinaloenses más de 100 millones de pesos por concepto de la denominada “Cuota Liga”, deducción en bodegas que llega a la Secretaría de Administración y Finanzas que a su vez canaliza dicho recurso a la Liga de Comunidades Agrarias de Sinaloa.
Mientras quienes sí trabajan la tierra se quedaban sin con qué llevar algo de comer a su mesa o darle a sus hijos para que estudiaran, de acuerdo a datos oficiales a la LCA entraron por concepto de “Cuota Liga” descontada a los productores ejidales 12 millones de pesos en 2011, 16.3 en 2012, 16.0 en 2013, 14.3 en 2014, 14.9 en 2015, 19.5 en 2016, 20.0 en 2017 y una cifra similar en 2018.
La anulación de este cobro ha sido una demanda añeja de una gran mayoría de los productores. No se trata de que se transparente qué se hace con lo que descarada e injustamente les quitan, como de manera convenenciera lo plantean algunos, sino de que cuando menos en ese rubro ya no se les siga robando.
Si algún ejidatario está de acuerdo con entregar su dinero a esa organización, que firme la anuencia para ello, pero a quienes no, que no se los quiten sin cuando menos pedirles permiso, como lo han venido haciendo por décadas.
Está el compromiso de que este asunto se va a llevar pronto al pleno del Congreso del Estado. Ahí se debe sepultar tan leonina medida.