Desde hace años la izquierda mexicana exhibía a diputados y senadores que votaban a favor de iniciativas que consideraban lesivas para los ciudadanos.
A través de diversos medios, y más recientemente en las redes sociales, manejaban las fotografías de los legisladores, a quienes acusaban de traidores, vendidos, ladrones, sumisos al ejecutivo y carentes de decisión propia.
Activistas en todos los niveles pedían a la sociedad que tuviera muy presente los rostros y los nombres de los señalados y los logotipos de los partidos a los que pertenecían, para que se la cobraran en las urnas.
Creo que al final eso fue un factor, entre muchos otros, que influyó para sacar de la presidencia y del legislativo a esos políticos y partidos denostados.
Ahora representantes de sectores productivos de Sinaloa buscan convencer a los legisladores de Morena, que son mayoría donde se decide el Presupuesto de Egresos de la Federación, de que las cosas no vienen bien y es necesario modificar e incluir algunos conceptos.
Sucede con pescadores, agricultores, ganaderos, prestadores de servicios y la Universidad Autónoma de Sinaloa, principalmente. Todos se han entrevistado con los diputados sinaloenses de Morena.
Creo que no deben esperar mucho de estas pláticas. Igual que antes, los diputados por sí solos no deciden absolutamente nada. No porque desconozcan la problemática de los agricultores, por ejemplo, sino simple y sencillamente porque no responden a su razonamiento, sino a la orden presidencial.
Igual que antes, salvo honrosas excepciones, tampoco tiene la vergüenza como para oponerse a la línea del ejecutivo. No están hechos de esa madera. Buscan crecer políticamente y saben que ir en contra del ordenamiento presidencial es su tumba.
No saben que con su postura contra lo que requieren productores sinaloenses también la están cavando.
Igual que antes, los ciudadanos debemos tener presente en nuestra memoria esos rostros, esos nombres y los logotipos de esos partidos, para cobrársela en las urnas.