De la tarde a la noche el beisbol se cubrió de luto el martes. La noticia de que Fernando Valenzuela había muerto saturó las redes sociales y consternó a todo el mundo. El último out para quien se convirtió en el mejor jugador mexicano de la historia en Grandes Ligas, había caído, sin que esta vez el famoso “Toro” pudiera salir con el brazo en alto, como en muchas de sus hazañas que escribió a lo largo de su carrera.
Fernando permaneció bastantes días enclaustrado entre cuatro paredes en un hospital de Los Ángeles, desde donde las noticias sobre su salud emergían poco alentadoras, hasta que finalmente su vida se apagó por completo.
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Fue entonces que los recuerdos comenzaron a aflorar con mayor intensidad en todos y cada uno de quienes tuvimos la dicha y el placer de presenciar su exitosa carrera, desde aquel debut inesperado –como abridor- con los Dodgers un 9 de abril de 1981. La historia ya la conocen: fue elegido por Tom Lasorda para sustituir en el juego inaugural a su estelar Jerry Reuss, quien se había lastimado de última hora.
Esa noche nació la leyenda que más tarde lo convertiría en el jugador más importante y talentoso que haya pisado un diamante en escenarios ligamayoristas, aderezada con una exitosa carrera que, ese mismo año, lo llevó a ganar muy merecidamente los premios Cy Young y Novato del Año, sin que hasta la fecha alguien más la pueda igualar, sea cual sea su nacionalidad.
Esa noche, nació la Fernandomanía, por lo que sucedió después, cuando el “Toro” de Etchohuaquila, Sonora, consumó ocho victorias consecutivas que incluyeron algunas blanqueadas.
Pero un año antes Fernando ya había colocado su sello en la organización angelina. Su capacidad para lanzar la comenzó a escribir, a sus 19 años, cuando en el mes patrio fue ascendido de clase doble “A” realizó algunos relevos que el mánager Tom Lasorda tomó muy en cuenta a la hora de buscar un sustituto “temporal” de Reuss unos meses después.
La llegada de Fernando al mejor beisbol del mundo se convirtió en una especie de llave para otros mexicanos. Las organizaciones ligamayoristas comenzaron a hurgar en los llanos de territorio azteca en la búsqueda de más talentos como Valenzuela, y fue así como aparecieron posteriormente otros elementos más.
Su irrupción en la pelota norteamericana se considera como un antes y un después, con el arribo de otros grandes talentos.
Existen muchas historias y hazañas sobre su carrera, pero enumerarlas en espacios tan cortos es imposible. Por eso, un servidor aplicaría aquella introducción de una famosa serie de televisión colombiana que a la letra dice: “Quien no conoce su historia (de Fernando Valenzuela) está condenado a repetirla”.