El reloj ha rendido frutos en este arranque de campaña en la Liga Mexicana de Beisbol. En la primera serie del calendario regular los parámetros han estado acorde con los propósitos de agilizar los partidos, aunque se registraron algunas excepciones.
La idea de que un juego de nueve innings pueda desarrollarse en menos de tres horas parece cumplirse. Después de esos tres primeros desafíos y un lunes donde solamente hubo un encuentro, solo 6 juegos de los 28 celebrados cruzaron la línea de los 180 minutos. Digamos que, al menos en este inicio, la cosa va por buen camino,
Los Leones de Yucatán y Bravos de León pusieron en marcha la temporada el jueves y por obvias razones el uso del reloj. El partido se consumió en 3:07, muy bueno para un choque de apertura y con 12 carreras (ganaron los Leones 8-4), amén de un gran número de lanzadores utilizados.
El partido de más duración en esa jornada lo registraron Diablos y Tigres, con 3:39, pero justificable por el “hipódromo” en el que convirtieron el estadio capitalino con una pizarra de 22 carreras y victoria para los Rojos 12-10. Pero luego vendría la jornada dominical en la que ese tiempo se superó y de manera amplia (4:03), en otro choque entre escarlatas y felinos con otra lluvia de carreras (28 en total).
De todos los primeros 28 encuentros el más rápido fue el de Saraperos y Mariachis en Guadalajara, donde se dice que la pelota vuela como si fuese una hoja movida por el viento. Ese desafío se consumió en 2:19 y un marcador de 9-1 a favor de los locales.
El mismo domingo en Veracruz la gente permaneció en el estadio durante 4:35 horas, pero fue a causa de que el partido se detuvo varios minutos a consecuencia de la lluvia. Los ampayers lo reanudaron una vez que el terreno quedó en condiciones y los Toros de Tijuana terminaron llevándoselo por 12-10.
¿BUENO O MALO? Aquí la cosa estriba en que, si agilizar los partidos beneficia o perjudica al club de casa, porque en un duelo de menos de dos horas y media da poco margen a las vendimias de aquellos microempresarios que cubrieron una elevada cuota para colocar su changarro dentro del inmueble.
En la Liga Mexicana del Pacífico todavía no se han pronunciado sobre aplicar o no el reloj. Y eso hace pensar que el consumo juega un papel muy importante tanto para el equipo local como para los comerciantes.
Para las televisoras que tienen otros compromisos con patrocinadores y su barra de programas la medida termina siendo acertada. Pero en un circuito como el de invierno donde a la televisora no le afecta en absoluto los juegos largos parece estar asociada con los intereses del club.
Sin embargo, la idea de agilizar los tiempos es para evitar juegos tan largos que a veces resultan aburridos, y más cuando en el marcador existe mucha diferencia de carreras entre uno y otro. El público resulta el más beneficiado con un juego relativamente corto y pienso que también eso es parte del objetivo que ha llevado a la LMB a trabajar con el reloj.
Veremos que dice la Liga Mexicana del Pacífico que tiene todavía cinco largos meses para atreverse a dar ese paso.