Algo tiene que hacer, y urgente, la Comisión de Arbitraje en México para limpiar el inmenso desorden y pésimos trabajos que muchos de sus colegiados están realizando. No puede ser posible que sus malas decisiones echen por la borda la tarea de todo un calendario, aplicando criterios diferentes.
Lo que sucedió en el choque entre Tigres y Necaxa es una prueba. Los “Rayos” salieron perjudicados y eliminados en su intento de avanzar a semifinales, cuando el “Gato” Marco Ortiz, un árbitro que suele estar más en el ojo del huracán que en las buenas calificaciones, avaló ese agónico gol que permitió a los felinos ganar la serie, porque previamente se registró una clara falta sobre el arquero.
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Pero no solo el Necaxa pagó platos rotos de las apreciaciones y poca falta de aplicación de las reglas. El León también sufrió decisiones arbitrales ante el Cruz Azul que lo enviaron de regreso a casa con las manos vacías y con el que cerró un torneo para el olvido, no solo por esa eliminación, sino porque les fue arrebatado su lugar para el Mundial de Clubes, una historia que todos conocemos.
El árbitro del choque entre América y Pachuca tampoco pudo escapar de las críticas. Hubo decisiones polémicas que influyeron en el marcador final perjudicando a los “Tuzos”.
Los pésimos trabajos ya venían formando una cadena que se ha extendido, no de ahora, sino desde hace muchos años. La Comisión de Arbitraje no ha dado con ese personaje que pueda resolver los graves problemas que existen tanto al interior como los desempeños en las canchas.
Uno se preguntará: ¿Y el VAR? ¿Esa tecnología está de lujo? Vaya, ni apoyándose en las repeticiones los veredictos han sido lo más justo posibles. Cuando todos apliquen el mismo criterio, el verdadero criterio, tal vez las cosas tomen otro rumbo. Esperar no cuesta, pero, ¿Cuánto tiempo?
SEMIFINALES. Se fueron Monterrey, Necaxa, León y Pachuca. Sus verdugos (Toluca, Tigres, Cruz Azul y América, respectivamente) ya están en la siguiente fase, más cerca del campeonato para algunos y del tetracampeonato para otro.
Las llaves son interesantes, pero resalta el clásico joven, ese que últimamente parece haberse hecho costumbre entre Aguilas y la Máquina. Será el juego que más llamará la atención y del que, según los expertos, surgirá el campeón del Clausura 2025.
Yo no estoy de acuerdo en eso cuando el Toluca está teniendo uno de sus mejores torneos. Por algo fue el número uno, y al menos en esta primera ronda eliminatoria brincó la tablita de la “maldición del superlíder”. A los “Diablos Rojos” yo los considero el candidato más fuerte. Me dieron muchas razones, y no solo porque dominaron el calendario regular, sino que lo reafirmaron con ese épico juego contra los Rayados, en los que, además de estar en desventaja, jugaron tres cuartas partes del encuentro con un hombre menos.
Por cierto, no haber ganado ese duelo le costó la chamba al técnico de Monterrey, Martín Demichelis, un entrenador al que la guillotina merodeó casi todo el torneo, ya que a mitad del rol se hablaba de la posibilidad de “cepillarlo”.