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El chico contra el grande

Los aficionados de la vieja guardia seguramente recordarán aquel infructuoso intento del cubano nacionalizado mexicano, José Ángel “Mantequilla” Nápoles, por arrebatarle el cinturón mundial de peso...

Luis Alfonso Félix
Luis Alfonso Félix | Foto: Línea Directa

Los aficionados de la vieja guardia seguramente recordarán aquel infructuoso intento del cubano nacionalizado mexicano, José Ángel “Mantequilla” Nápoles, por arrebatarle el cinturón mundial de peso medio al argentino Carlos Monzón. El combate se realizó un 9 de febrero de 1974 en Francia con una derrota muy obvia para el “azteca”, quien fue apabullado de principio a fin.

Allí se confirmaba que un peso chico difícilmente puede superar a un peso grande. También por obvias razones resultaba poco común ver ese tipo de enfrentamientos, además de que en esa época no existían los pesos intermedios que hoy conocemos como “super” (super mosca, super gallo, etc), un invento de los organismos para evitar las grandes diferencias de tonelaje cuando un boxeador decidía brincar de categoría.

Monzón estaba convertido en ese tiempo como una de las figuras más importantes del boxeo en nuestro continente. Nápoles gozaba de la misma fama, aunque no en esas mismas dimensiones.

Un día a alguien se le ocurrió llevar a cabo un combate entre un peso welter y un medio. Monzón (81-3-9) y Nápoles (77-5-0) fueron elegidos para el “experimento”, sin medir este último los riesgos que representaba ese duelo. El argentino registró seis libras más (159 contra 153), amén de los kilos extras que se agregaron con el rebote después de bajar de la báscula. Carlos le dio una tremenda paliza a “Mantequilla” quien fue incapaz de continuar en la lucha y optó por no salir al séptimo asalto. Con el tiempo reconoció ese tremendo error que terminó acelerando su retiro unos meses más tarde.

En los tiempos actuales pensábamos que una osadía de ese tamaño era difícil de que se repitiera. Pero nada está escrito, como dijeran en el béisbol. Apareció el “Canelo” Álvarez y su maquinaria para trabajar todos los aspectos, caminos y oportunidades que fueran posible para colocarlo como el mejor peleador del mundo, y los choques entre pesos chicos contra grandes regresaron, pero con la diferencia de que el duelo Monzón-Nápoles fue un duelo genuino, y no combates que dejan todo a la imaginación y a la duda como los de Saúl.

El campeón de peso Supermedio ya había tenido su primer experimento antes de hacerlo el pasado fin de semana ante el campeón Superwelter Jermell Charlo, a quien superó ampliamente. Álvarez “arregló” un choque contra el ruso Sergey Kovalev en 174 libras (semi completo), siendo el mexicano monarca de peso medio, y esa vez hubiéramos querido pensar que el peso chico difícilmente iba a vencer al peso grande, pero tratándose del “Canelo” y la forma como se pactan sus duelos, era lógico pensar que el “grande” caería a sus pies.

La historia se repitió con Charlo: el chico no pudo con el grande. Pero aquí influyeron otras cosas, además de los increíbles arreglos como la NO hidratación del norteamericano después del pesaje, con todo y que el mexicano lo superaría ampliamente en peso esa noche.

Lo que sucedió el sábado en Las Vegas no fue sino otra burla para más para el boxeo y para quienes siguen creyendo que Saúl está en ese pedestal por sus facultades físicas, técnicas y boxísticas. No, en sus combates siguen imponiéndose muchas cláusulas y condiciones que le permiten tener ventaja y será un cuento que se acabará cuando diga adiós al boxeo profesional.

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Luis Alfonso Félix

Luis Alfonso Félix

Columnista

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