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Entre los telefonistas sindicalizados hay quienes protestan, con sobrada razón, por el cacicazgo que Francisco Hernández Juárez ha mantenido durante más de 45 años (llegaría a 48 años al frente de ese sindicato en el 2024).
El grupo que se hace llamar “Telefonistas Construyendo Democracia”, del STRM, ha venido librando una lucha que, si no se aplican los partidarios de la llamada 4T, se seguirá perdiendo sin remedio.
El líder vitalicio Hernández Juárez, desde luego apoyado por los dueños de Telmex, paradójicamente acusa sus críticos de lesionar “gravemente los derechos de los trabajadores en materia de jubilación”.
Los disidentes entregaron, hace unas semanas, un documento a la Secretaría de Trabajo del gobierno federal, en el que están exigiendo que se “deje de solapar y alentar la política depredadora y neoliberal de la familia Slim” y también que deje de auspiciar la política entreguista de Francisco Hernández Juárez, porque con la actitud que ha asumido la STPS en las negociaciones se ha convertido en alcahueta de las posturas sumisas del casi eterno ‘líder’”.
LA TREMENDA “MAYORÍA”
En 2009 y 2015, el régimen de jubilación de los telefonistas, plasmado en su contrato colectivo de trabajo, “se ha modificado de manera importante a favor del patrón y contra nuestros derechos adquiridos”, agregan.
Pero el control es el control y hace unos días, “luego de tres días de votación, el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM) informó que hay 2% de trabajadores que se manifestaron en contra de la legitimación del contrato colectivo de trabajo; mientras que 97.2% de los trabajadores activos y 97% de los jubilados avalaron totalmente dicho contrato”
Ese control, que parece exagerado, pero lamentablemente así es, permanece también en otros sindicatos mexicanos ante la pasividad (la mermada oposición dentro de ellos la califica de complicidad) de la llamada 4T en la Secretaría del Trabajo.
SE QUEDAN CORTOS
Con la “novedad” de que “en las próximas tres décadas, el número de casos de demencia en el mundo podría casi triplicarse”, según un estudio sanitario publicado en la revista The Lancet Public Health.
Los estudiosos de “Lancet” señalan que si en el 2019 había 57 millones de locos en el mundo, para el 2050 (lo verían los que lleguen) esa cifra será de 153 millones.
Considerando que la actual población mundial se calcula en siete mil 800 millones de personas (8 mil millones dentro de dos años) y para el 2056 la estimación es que llegará a 10 mil millones, esa previsión de la locura se queda corta, demasiado corta.
Si lo duda, nada más mire a su alrededor.
EN EL TINTERO
-Que hay más casos de COVID con el tal Ómicron (a partir de pruebas de muy dudosa credibilidad) será, pero hay mucho menos hospitalizaciones y han bajado sustancialmente los decesos. Pero la nota es la del escándalo y les guste o no a la mayoría de los medios, son cómplices en la promoción del pánico.
-Lo dicho: se informa que “los científicos” advierten que la Ómicron “no será la última versión del coronavirus y que “con seguridad habrá otras” (y más vacunas, píldoras, pruebas y demás negocios). Mientras no haya ciudadanía…
-Y todavía hay quienes dudan y hasta niegan lo evidente.
-Y no para: la riqueza insultante de los diez hombres más ricos del mundo se duplicó desde el comienzo de la pandemia, mientras que los ingresos del 99% de la humanidad siguen bajando. Lo denuncia Oxfam, en un mundo donde la ciudadanía salió corriendo hace rato.
-Que en el congresito de Sinaloa hay doce legisladores contagiados de COVID (que sigan las vacaciones). ([email protected]).