Bien dicen que los pleitos ni ganados son buenos, y el que ya protagoniza el dirigente del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Ayuntamiento de Guasave, Alejandro Pimentel, con el gobierno municipal, no parece que tenga algún motivo para romper la regla.
Con un paro como el de hoy no pierden ni el dirigente sindical ni sus representados, ni la presidente municipal ni sus funcionarios. Con el paro de este día los que perdemos somos los guasavenses todos, muchos que vinieron desde sus comunidades a realizar alguna gestión y no pudieron ser atendidos en las oficinas municipales, o los que se quedaron esperando a los empleados para determinado servicio.
Si lo que está sucediendo no es bueno para el gobierno municipal, ni para los sindicalizados, tampoco es para los ciudadanos, porque el que esos trabajadores permanezcan parados significa que no están realizando el trabajo que les corresponde y por el que se les paga.
No, los pleitos ni ganados son buenos, porque regularmente quienes pagamos las consecuencias somos los ciudadanos que nada tenemos que ver en la pugna.
Esto no es bueno para el gobierno municipal, que debe asumir una postura seria, firme en el manejo del asunto, apegada a la legalidad, sin acusaciones infundadas que solo exasperan los ánimos, siempre alejada de cualquier sospecha de intimidación y amenaza.
Pero tampoco se debe caer en la tentación del chantaje ni se debe llevar a la base trabajadora a una posición innecesaria desde la otra parte. La cúpula sindical debe privilegiar el diálogo al límite. Ambas partes están grandecitas como para andar jugando a las vencidas.
Si los trabajadores reclaman algo que realmente les corresponde, que se les otorgue, y si no se está conforme el gobierno municipal con lo que se les concede, cambiar la norma que lo contempla siguiendo los procedimientos que corresponde.
Se argumenta que el paro de labores de hoy es auspiciado por intereses ajenos a los trabajadores, que seguramente se genera por cuestiones de filias partidistas o políticas del dirigente, Alejandro Pimentel.
Nada más alejado de la realidad que eso. Las desavenencias, paros, exigencias y plantones que ha promovido el líder sindical no han respetado colores, y no creo que hoy sea diferente.
Las confrontaciones han sido lo mismo con Armando Leyson que llegó a la alcaldía por el PAN, que con Diana Armenta que lo hizo por el PRI. Antes con otros presidentes priistas igual fueron las presiones.
Es otra cosa. Alejandro Pimentel ha logrado un liderazgo fuerte en el sindicato, tiene un amplio respaldo de la base en caso de cualquier movilización, y no se ha arrodillado ante ningún gobierno.
Si bien no estoy de acuerdo con algunas de sus posturas, que en ocasiones me parecen radicales y belicosas, creo el gobierno municipal debe insistir en el diálogo con la dirigencia sindical, privilegiar una relación que brinde respeto para que puedan exigirla, y al margen de esas negociaciones seguir las vías jurídicas para cambiar lo que a su juicio está mal plasmado en la normatividad que rige la relación entre el ayuntamiento y sindicato.
Y sobre todo mantener todos la calma. Ser muy prudentes. ¿Se imaginan un enfrentamiento entre sindicalizados, policías y funcionarios este día en las instalaciones del taller municipal?
Las hachas de guerra están desenterradas.