Que nadie se equivoque, AMLO va por su consulta a como sea. La narrativa de dejar toda la carga de la consulta a la población pasó a mejor vida después de los escándalos del Pollito Pío y de Martinazo. El presidente quiere mantenerse a la ofensiva (odia jugar a la defensa; nada mejor que usar a los villanos favoritos del cuento para recuperar el control mediático de una agenda que se le escapa: los expresidentes malosos del período neoliberal es una historia perfecta para el respetable
La figura de la consulta popular es válida y legítima. El pueblo tiene derecho a participar en las decisiones de su gobierno; sin embargo, participar por participar es otra forma de montaje y engaño. Esta consulta bien podría tratarse de preguntar si quieren que después del día siga la noche o si quieren que la ley de gravedad siga vigente en México. Participar es un derecho, nadie lo niega, pero la participación debe de tener un significado tangible que mejore la vida de los ciudadanos.
Jurídica y socialmente, una consulta para decidir la aplicación de la ley es una aberración en muchos sentidos, pero a López Obrador le tiene sin cuidado la parte legal. Hasta la saciedad, AMLO ha confesado que el proceso jurídico es lo que menos importa, lo realmente importante es estigmatizar y humillar a los corruptos. Al menos, eso es lo que dice para el público sediento de sangre del pasado.
López Obrador, ante el fracaso rotundo de los números de su gobierno, apuesta por sus éxitos del pasado. Es muy difícil encontrar logros de la actual administración. AMLO no tiene nada bueno que contar al pueblo de México. La economía es mala con poco por resaltar; los muertos por COVID se apilan a las puertas de Palacio Nacional y la expectativa del futuro, por decir lo menos, es incierta.
Al igual que un músico que promociona un nuevo disco, pero no fue aceptado por el público, regresan a sus grandes éxitos para seguir vigente entre sus fans, así López Obrador regresa al pasado para mantenerse vigente entre los ciudadanos; más que nunca, apuesta por invitar al país a recordar lo malo que fueron los otros y lo bueno que es él.
La apuesta de López Obrador para fortalecer su legado es reditar la pelea maniquea entre los inútiles del pasado y su administración; para eso, le urge que la consulta sea el relanzamiento de su gobierno no. Esto le permitirá estar en una campaña permanente hasta el 2024, entregando pequeñas dosis de persecución a los ex presidentes vía Fiscalía cuando las papas comiencen a quemarse.
El resultado de la consulta le tiene sin cuidado, él necesita ese pretexto para hacer mantener su penetración y narrativa de movimiento. Los norteamericanos tienen un término para eso: “Milking The Cow” (Ordeñar la Vaca). López Obrador ordeñará la vaca del pasado lo más que se pueda porque el presente no tiene buenos asideros y el futuro no tiene buenos ojos.
Los mexicanos debemos evitar caer en ese falso debate entre las ratas del pasado y los ineptos del presente. Tenemos que exigir que los corruptos vayan a la cárcel. Salinas, Calderón, Fox, Peña y Zedillo, tienen que enfrentar a los tribunales si tienen delitos que perseguir, ellos y cuanto funcionario público cometiera una tropelía. Evidentemente no nos hablan con la verdad. Perfectamente sabemos que los delincuentes deben de ser juzgados por sus delitos sin necesitad de preguntarle a nadie. La consulta busca ser una especie de tribunal histórico. Poner en el banquillo de los acusados a un sistema de gobierno; no a personas de carne y hueso. La 4t quiere su lugar en los libros de historia… para eso es la consulta. Da igual si votan una persona o millones, da igual si se reúnen los votos necesarios para ser vinculante o no. Lo realmente trascendente es conseguir un pretexto para tomar por asalto el adoctrinamiento de un nuevo régimen. La consulta quiere ser la piedra angular sobre la que se construya la nueva historia oficial de los libre de texto.
Ingenuos los que suponen que un fracaso en el número de votos depositados en la urna será una derrota del presidente. López Obrador triunfará donde a él le importa: en el cuento. AMLO ya tiene su nuevo cuento y como gran cuentista tiene capítulos suficientes para escribir capítulos enteros de su gran épica contra los molinos de viento. Los opositores no entienden de eso porque lo suyo es pelear por las migajas y su contrincante pelea por los libros de historia.