Culiacán, Sin.- Lo dijimos desde un principio, ya va para dos años: se van a acabar el alfabeto griego y seguirán con lo que inventen; dirán que las vacunas, que primero se anunciaron como la receta milagrosa, ya no sirven; que hacen falta tres dosis y luego que hay que ponerse otra; que hay viene la cuarta ola, y después la quinta y la sexta.
Ya salieron con la “Ómicron”, en espera de la Omega, que la mayoría de los científicos, los independientes, han calificado de “sumamente leve”, de muy “escasa peligrosidad” y casi nula capacidad de contagio a los previamente vacunados.
Pero eso se oculta, como el dato que luego quiso disfrazar la OMS, de que casi el cien por ciento de los afectados por el COVID-19, el que sea, si no tienen padecimientos crónicos previos, sanan prácticamente solos, sin medicamento alguno.
Desinformación, confusión a sabiendas, mentiras y promoción del miedo, son los instrumentos que el gran capital transnacional, con la abierta complicidad (sociedad) de los gobiernos y los medios de casi todo el mundo, ha venido empleando desde el inicio de una pandemia de dudoso origen.
A SEGUIR ESQUILMANDO AL MUNDO
Ni tardas ni perezosas, las cínicas farmacéuticas del gran capital, los negociantes de la Internet y colaterales, los dueños del dinero y, al parecer, de las colectivas voluntades, se aprestan a seguir explotando a la población mundial, la que realmente paga vacunas y estudios muchas veces balines.
La razón y el sentido común explican que es muy pronto para anunciar tragedias con la tal Ómicron, que no hay evidencia de que sea esa especie de calamidad demoníaca, como anuncian gobernantes simplones e incapaces (desde el apodado “primer mundo” hasta las colonias que lo siguen siendo) pero los gananciosos hacen como que no ven ni oyen.
Que, en suma, es una clara exageración que está siendo explotada por las farmacéuticas (pero no solo: es todo el gran capital) y el domesticado mundo no hace caso.
COMO AVES DE RAPIÑA
Prometieron, hace más de año y medio, que “en cuanto salga la vacuna”, pero luego salieron con que se ocupaban dos dosis, ahora tres, y sin rubor prácticamente declaran que nada sirvió de lo que ellos vendieron con multimillonarias ganancias a todo el mundo.
Las grandes farmacéuticas, que en lugar de alabanzas deberían ser enjuiciadas, por mentir descaradamente y por el evidente fraude con sus remedios, se aprestan a producir “una nueva vacuna”.
En esa “carrera” están los laboratorios Moderna, Pfizer, Johnson y demás yerbas.
Así va el cuento de nunca acabar. A ver hasta cuándo.
EN EL TINTERO
-Una clara demostración de fuerza y apoyo popular al presidente AMLO, fue lo que vimos en el zócalo de la Ciudad de México, el pasado día primero. La llamada “oposición” (la ultra derecha claramente desdibujada) tendrá que buscar por otro lado.
-¿Por qué a funcionarios, en general, y diputados de tenderete les vale madre la crítica popular? Porque saben que su posición no se la deben al pueblo sino a sus padrinos del poder.
-Si sus vacunas y remedios, que muy caros han vendido las farmacéuticas, resulta que no sirven, deben ser enjuiciadas por fraude.
-Es indignante que gobernantes chafas, tanto en el mal llamado “primer mundo” como en sus satélites, quieran aparecer como “salvadores” anunciando casos de esto y aquello con el llevado y traído Covid.
-Tiene razón AMLO: amarillismo, escándalo, promoción del miedo, es lo que hace la mayoría de los medios, nacionales y extranjeros. Parece que ya no saben investigar, ni reportear: con el Covid es suficiente.
-Los sitios “web” son en efecto inaccesibles para personas con discapacidad, también para quien quiera investigar algo en serio con el cuento de la “transparencia”.
-“Los elementos de agencias extranjeras contarán con visas para ingresar a México para desarrollar actividades que estén autorizadas por la ley de la materia”, ha dicho el presidente. Que así sea y nada más.
-Este escribiente tiene años publicando, en este medio, y también en algunos de los llamados “nacionales” (de la CDMX, pues) que sin solución alguna (todos se hacen de la vista gorda) continúa la violación a la Constitución por parte del gobierno en los llamados “retenes”, mismos que propician la criminalidad en lugar de combatirla efectivamente. Al respecto, sólo la desvergüenza oficial. ([email protected]).