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Circo y balandronadas

Regresó Trump, delincuente fichado, y el deterioro cultural, educativo, político y económico en Estados Unidos se va a agudizar, ya lo verá usted. Hemos dicho que...

Jorge Guillermo Cano
Jorge Guillermo Cano | Jorge Guillermo Cano

Regresó Trump, delincuente fichado, y el deterioro cultural, educativo, político y económico en Estados Unidos se va a agudizar, ya lo verá usted.

Hemos dicho que el llamado “primer mundo” deja de parecerlo en cuanto lo miras de cerca. El trayecto del deterioro evidente, en todos esos países, ha sido largo y penoso.

En Estados Unidos, el american dream, que se empalmó al american way of life, ya no es más que, acaso, el regreso al sueño inicial que, ciertamente, tuvo referentes de concreción relativa.

Pero la preeminencia de la lógica de la ganancia a ultranza, el egoísmo consustancial al mundo del capital, la competencia para pasar sobre los demás, hizo efectiva la factura.

Y no habrá “edad de oro” con el delincuente Trump. Ya lo verá.

LO QUE NO SE QUIERE VER

La sociología estadounidense, que tiende a justificar el sistema en que se mueve, prefiere “explicar” lo que sucede con las reglas de la movilidad y otros “accidentes” insalvables en la lógica capitalista.

Las contradicciones profundas, la inequidad que está en la base del sistema, simplemente se marginan.

Pero el hecho es que las imágenes de aquel “paraíso”, sobre todo en contraste con la realidad, cada vez se difuminan más, sin remedio a la vista.

Trump, ahora en posesión de la presidencia, podrá decir lo que quiera, pero la realidad le va a salir al paso.

Y EN TODAS PARTES

Los centros de ayuda en el primer cuadro de Los Ángeles, las mission, varias abiertas las 24 horas, ya son insuficientes.

Toda comparación suele ser mala, pero no se trata del viejo callejón Manzanares, ni la Candelaria de otrora, tampoco una salida del metro Tacubaya, ni la periferia de Tepito o La Merced, en la Ciudad de México, donde la “radio bemba” primermundista ubica a los desposeídos del mundo debajo de su frontera sur.

Se trata de lo que pasa a unas cuadras del primer cuadro angelino.

Lo mismo en el Tenderloin de San francisco, la Kensington de Filadelfia y los Skid Row en prácticamente todas las grandes ciudades del vecino país.

En todos esos lugares, a media banqueta y hasta en media calle, a la intemperie o en casas de campaña, las 24 horas, están afroamericanos, latinos y cada vez más anglosajones, sobreviviendo; otros, traficando a la vista de todos.

De unos años acá, los skid row y su miseria, material y humana, son parte del paisaje.

El “sueño americano”, si alguna vez pasó por ahí, ausente por completo.

AL TERCER MUNDO

En lo que toca a lo político y social: “bienvenidos al tercer mundo”, escribimos cuando la primera elección presidencial que “ganó” George W. Bush en Estados Unidos, cuestionada y en la duda aún la confiabilidad de aquel resultado.

Tuvo que entrar al quite la Suprema Corte para que las cosas se apaciguaran, vía fallo inapelable.

El desenlace de aquella elección presidencial en Estados Unidos tuvo al menos dos consecuencias de primera importancia: primero, el modelo democrático de ese país fue puesto, por primera vez de manera tajante y con referentes al canto, en entredicho tanto a nivel nacional como internacional.

Segundo, y no menos importante, que llegó un presidente, Bush, sin la legitimación requerida.

Tiempo después llegó Trump y, por cierto, cada vez más estadounidenses creen que hubo fraude en su inesperado triunfo.

NO TIENEN DE QUÉ PRESUMIR

Parece que no lo saben desvaídos exponentes de la mexicana “oposición”, pero si alguna muestra hay de gobiernos fallidos en el mundo, bien se puede empezar por Estados Unidos y Canadá, además de la mayoría de Europa, el mal llamado “primer mundo”.

Los dos países del norte de México viven tiempos de profunda descomposición social, con una subcultura política alarmante, equívoca y confusa; un sistema educativo con graves fallas, una desigualdad extrema que no permite a sus mayorías acceder a una vida digna y justa; decenas de miles sin casa, viviendo bajo puentes, en las calles; violencia desatada con víctimas inocentes, armamentismo imparable, racismo y xenofobia.

Sin duda, esos son gobiernos fallidos.

Y ya llegó Trump, entre circo, excesos y balandronadas. Que siga la función.

EN EL TINTERO

– Bien lo dice la presidenta Sheinbaum “México no es colonia de nadie”, pero lo era o casi con el Prian.

– La tremenda oposición prianista tiene que organizar mejor sus “protestas”, como la de los gritos del maratón Culiacán.

– Por cierto, se necesita una mejor organización del maratón. La ciudad no se puede paralizar por la ausencia de una coordinación más eficaz. ([email protected]).

Fuente: Internet

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Jorge Guillermo Cano

Columnista

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