De acuerdo a información que arroja un estudio de la Coparmex, solo 7 de cada 10 mexicanos gana lo suficiente para solventar los gastos de una cuarentena por tres meses debido a la pandemia de Covid 19.
Esto confirma lo que hemos sostenido desde hace tiempo: Son millones de mexicanos lo que se encuentran en una situación de vulnerabilidad extrema ante la crisis sanitaria y económica.
Sin estar en cuarentena, pero sí con las restricciones propias de las medidas de prevención, en estos momentos esos compatriotas sencillamente no tienen con qué comer, no tienen para curarse si se enferman, perdieron su empleo y pese a que han buscado trabajo, no lo encuentran.
Muchas empresas, ante los problemas y la falta de solidaridad del gobierno, no solo no están contratando, sino que están reduciendo su planta laboral.
El gobierno federal se ha mostrado insensible ante la desesperante situación de miles de negocios que demandan que les tiendan la mano para seguir operando. Muchos ya han tenido que cerrar sus puertas.
No se trata de las grandes empresas, de los fuertes consorcios, sino pequeñas y medianas empresas que han sido abandonadas a su suerte.
Por eso creo que es urgente la implementación inmediata de medidas gubernamentales que vengan a mitigar la situación en esos millones de hogares más pobres.
Más allá de los apoyos segmentado que ofrece el gobierno a los adultos mayores, a los jóvenes, a personas con capacidades diferentes o a habitantes de las zonas más marginadas, que son de gran ayuda para esos grupos beneficiados, se requiere de acciones extraordinarias.
Esos programas sociales que garantizan periódicamente un ingreso a muchas familias no fueron planeados para enfrentar una crisis de esta naturaleza y además dejan fuera a millones de mexicanos en situación de fragilidad económica.
Una posibilidad que no pocos consideran oportuna y viable es el del Ingreso Básico Universal, Salario Solidrio, o como quieran llamarle. No es algo nuevo. Es un dinero mensual que el gobierno entrega a los ciudadanos para que enfrenten necesidades elementales. También con alguna modalidad pueden participar los empresarios menos afectados.
Lamentablemente hay una oposición férrea del ejecutivo federal y del grupo parlamentario mayoritario para tan siquiera analizar la posibilidad.
Pero la crisis va para largo y la pandemia no se ve que menguará pronto. Ante ello se debe insistir en la necesidad de poner en marcha una estrategia gubernamental de sobrevivencia para los más desprotegidos, además de los apoyos que ya se entregan mediante diversos programas.