Después de las torrenciales críticas que recibió el viernes tras su derrota en Honduras 2-0, la selección de México logró avanzar de manera directa a la Copa América del próximo con una sufrida, angustiosa y hasta “regalada” victoria en el choque de vuelta
donde se tuvo que ir hasta la instancia de los penaltis.
Esta vez los señalamientos no fueron tan crueles, luego de que se les acusó de no tener amor a la camiseta, de no saber a qué juegan y de que daban vergüenza. En esa vorágine no solo se pidió la cabeza del técnico, sino que algunos jilgueros de la televisión, que veían cómo se podía escapar un gran negocio para la Federación Mexicana de Futbol, pedían la cabeza del técnico y recalcaron que, desde el principio,
hicieron hincapié de que no era el indicado por falta de experiencia.
En otras palabras, la victoria calmó los ánimos y el coraje de quienes criticaron el mal desempeño en suelo hondureño. De la noche a la mañana, las opiniones en torno al desenvolvimiento del equipo cambiaron de manera radical, con todo y que el partido estuvo salpicado por un pésimo arbitraje del salvadoreño Iván Bartón.
Conceder nueve minutos de compensación cuando México perdía 2-1, sin que se haya perdido tanto tiempo, fue una clara muestra de que el tricolor tenía que ganar sí o sí. El gol del empate cayó después del minuto 10, es decir, todavía un minuto y fracción más de los 540 segundos extras.
Para colmo de males, en la tanda de penaltis se reflejó de nuevo la intención del silbante para evitar que México se fuera al repechaje repitiendo un tiro del “Chino” Huerta. Con justa razón todo el equipo, cuerpo técnico, los aficionados hondureños que acudieron al “Azteca” para apoyar a su selección y TODO el pueblo de aquel país, manifestaron a través de las redes sociales su inconformidad y el repudio hacia el árbitro central, porque era muy obvio la intención del salvadoreño sobre quién debía ganar el encuentro.
México, me duele y cuesta decirlo, no ganó por méritos propios este partido. Y lejos de que festejemos esta victoria y este avance a la Copa América, mejor analicemos lo que podría venir en dicho torneo: un fracaso más rotundo. La selección no está para competir a ese nivel. Y eso, solo es cuestión de tiempo para comprobarlo.
Nuestro futbol no mejora, no evoluciona, sino al contrario, va para atrás. Que no nos ilusione el triunfo sobre Honduras.
Bendita zona geográfica en la que estamos ubicados, porque de lo contrario, en cuántas Copas Mundiales no habríamos estado solamente como simples espectadores. Y bendita también la próxima Copa que habrá de organizarse de manera tripartita con Estados Unidos y Canadá.
La selección azteca necesita renovarse y darles la oportunidad a otros elementos, de trabajar con sangre joven y sin jugadores impuestos. El proyecto que Marcelo Bielsa presentó a los directivos cuando requirieron sus servicios sonaba bien, pero golpeaba los intereses de algunos clubes. El entrenador ya no quería dinosaurios y sí elementos de la sub 17.
En fin.