Hoy estamos exactamente a un mes de la elección que además de que será la más grande de la historia del país, no solo por el número de electores que podrán emitir su voto y los puestos que estarán en disputa, sino por su relevancia para el futuro de México.
Por eso es muy importante reflexionar sobre la dirección que le daremos a nuestro voto.
Hay razones de mucho peso para participar. Hay entre las candidatas y candidatos seguramente hombres y mujeres con dignidad, con preparación y honestidad, que pretenden servir desde el cargo que buscan.
El ejercer el derecho a votar es parte de un momento extraordinario. Ahí, ante la urna, en la intimidad que nos brinda una simple mampara, estará nuestra aportación y la expresión de lo que pretendemos para el municipio, el estado y el país.
Además, es la única herramienta cívica, pacífica, que los ciudadanos tenemos para participar en la designación de quienes están al frente del gobierno, manejan los recursos públicos que nosotros generamos vía impuestos, y de los que hacen las leyes que regulan nuestra convivencia en sociedad.
Por eso vale la pena cruzar la boleta, darle uso al voto para reconocer la congruencia de un partido o de un gobierno o para castigar a quienes han transitado en medio de la corrupción amparados por la impunidad que los cobija.
Por eso es importante ir analizando a los candidatos y a sus partidos. Sin creer en mentiras, de una u otra parte, de que, por ejemplo, tales programas sociales van a desaparecer si se vota por unos o por otros. Quien lo diga miente.
Hay entonces que decidir en libertad, sin presiones, corajes, chantajes, venganzas o amenazas.
A un mes de distancia vale la pena ir pensando en nuestra decisión.