La unción de Clara Brugada como Coordinadora de la Defensa de la Transformación en la CDMX es una muestra completísima de cómo viene la operación política para el 2024.
Omar García Harfuch, tenía todo para competir por la CDMX, el 40.5% en la encuesta interna lo respalda, pero la alcaldesa de Iztapalapa con 26.7% de preferencias, y la ventaja que otorga el criterio del INE sobre la paridad de género resultó favorecida.
La configuración de las candidaturas lleva mensajes. El caso de la capital es posiblemente el más emblemático de todos. No me parece que existiera una competencia entre Claudia Sheinbaum y el presidente López Obrador por imponer a su alfil en la CDMX. Me parece completamente una jugada pragmática.
El análisis.
Morena se vistió de la más dura izquierda, recordó que es un movimiento que se nutre de una diversidad de huestes con ideología de izquierda,intelectuales, humanistas, activistas sociales, radicales, renegados, revoltosos, y una mezcla de todo, cuya piedra angular es el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador.
Pues bien, la CDMX requiere un perfil competitivo como el de Clara Brugada, alguien que pueda consolidar el voto de la izquierda que habita en Iztapalapa que sirva como plataforma para ganar la capital y abonar al triunfo presidencial de Claudia Sheinbaum. Creo que la contienda será durísima y ante la duda del electorado capitalino, apostar al voto duro es jugar a la segura.
Sin AMLO en las boletas, la lógica es, que la presidencia se debe jugar desde la estrategia de operación política y no con popularidad. Lo explico brevemente en un hipotético escenario de tres o cuatro candidatos.
Xóchitl Gálvez ha sido ‘llamarada de petate’ y su popularidad, que subió como la espuma al inicio de su destape, ahora navega en aguas pantanosas, ha perdido el rumbo y la expectativa que generó en el Frente Amplio ahora preocupa seriamente. La apuesta es el voto duro de un sector de la población más identificado con las elites económicas y a los intereses de grupos políticos que controlan al PRI, PAN y PRD.
Samuel García es un perfil cuya popularidad obedece al manejo eficaz de las redes sociales, su esposa Mariana Rodríguez le suma bien, y la manera en la que comunica le permite posicionarse para conseguir cierto crecimiento. Sin embargo, aunque Movimiento Ciudadano controla dos estados, su operación política está acotada a nivel nacional, definitivamente la apuesta para este proyecto es el marketing y la popularidad ‘bruta’ del gobernador de Nuevo León (y la de su esposa).
Ahora bien, el caso de Claudia Sheinbaum, quien desde el día uno en las encuestas ha ganado todos los careos con un porcentaje que ronda en promedio los 45 puntos porcentuales, goza de popularidad, aceptación y nivel de conocimiento. Sin embargo, a pesar de la soterrada precampaña, la ex jefa de gobierno no ha crecido más en popularidad. Aquí estálo interesante. La ruta para la 4T es la de los acuerdos y los reacomodos, apuntalar los proyectos locales en función de lograr la unidad del movimiento. Solamente así se garantizará el triunfo.
El juego electoral es simple, se responden preguntas como ¿Cuántos votos se necesitan para ganar? ¿Dónde están esos votos? ¿Quién los tiene? ¿Cómo se consiguen? ¿Cuál es el costo de esos votos?
La respuesta a esas interrogantes usualmente arroja la ruta para la operación político electoral, define alianzas, candidaturas, concesiones políticas, incluso políticas públicas o la agenda legislativa.
La construcción de la unidad debe ser un menaje integral para todos los miembros del movimiento, deben saber que hay espacio para todas las corrientes de expresión y que, de ganar, ganan todos.
En estos reacomodos, a veces, “los de casa pierden porque son los que pueden soportar un desencuentro”, sin embargo, también los de casa son los que terminan ganando pues la lealtad recibe siempre un premio.
A Omar García Harfuch le acaban de hacer un “Marcelo Ebrard”, la diferencia está en que el superpolicía goza de la gracia de la virtual candidata presidencial, y le arropará políticamente.
Ahora la ex alcaldesa y su grupo tienen la responsabilidad de sacar adelante el proyecto local sabedores que en números no merecían inicialmente la candidatura. Me parece un voto de confianza relevante para los grupos morenistas en aras de la construcción de la unidad. La unción de Clara Brugada no es un desaseo en la operación de Morena, es la muestra de un nuevo pragmatismo político. Ya hablaremos más de esto.
Vanessa Félix