Estados Unidos. Una vez más, la frontera entre México y Estados Unidos cobra vidas. El 14 de marzo, tres migrantes —una mujer y dos hombres— fallecieron mientras trataban de atravesar el desierto de Otay, una de las zonas más peligrosas de la región. Los trágicos incidentes, ocurridos en distintos momentos y lugares, subrayan los riesgos mortales que enfrentan aquellos que buscan cruzar la frontera en busca de una mejor vida.
La primera tragedia tuvo lugar en Cuchama, cuando la Patrulla Fronteriza respondió a un llamado de auxilio en un camino para camiones. Al llegar, encontraron a dos mujeres: una ya sin vida y la otra solicitando ayuda.
Más tarde, los agentes recibieron otra alerta desde las montañas de Otay, donde tres migrantes, entre ellos una adolescente de 16 años y su padre, se hallaban perdidos, agotados y con síntomas de hipotermia. Al llegar, los oficiales solo pudieron confirmar el deceso de ambos hombres.
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En un giro aún más dramático, menos de 24 horas después, un migrante fue rescatado en helicóptero por el Ejército de Estados Unidos, tras quedar varado debido a una lesión en un tobillo. La Oficina del Alguacil de San Diego se encargará de investigar estos decesos, mientras las dos sobrevivientes están siendo procesadas para su deportación.
Este nuevo episodio trágico pone de manifiesto los peligros asociados con las políticas migratorias severas que, según organizaciones defensoras de los derechos humanos, han empujado a los migrantes a tomar rutas más arriesgadas.