México.- A 25 años de que la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM) lanzó un satélite científico, investigadores y
estudiantes de la Facultad de Ingeniería diseñan el microsatélite
“Quetzal”, para monitorear la contaminación atmosférica en ciudades de
América Latina. En colaboración con el Instituto
Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), académicos
del Centro de Alta Tecnología (CAT) de esa Facultad desarrollan los
prototipos del artefacto, que podría estar listo en cuatro o cinco años. El
microsatélite, de 50 centímetros de longitud, 50 de ancho y la misma
medida de altura, será lanzado a una altitud entre 700 y 800 kilómetros,
y colocado en órbita una vez que haya sido certificado por las
instancias competentes. Con un costo de 10 millones de
dólares, la idea surgió hace cinco años, cuando se convocó a un taller
universitario de investigación espacial, expuso el coordinador del
proyecto, Saúl Santillán Gutiérrez. En entrevista, indicó
que el grupo lo integran unos 40 investigadores y estudiantes, quienes
trabajan en estrecha colaboración con el MIT y la Agencia Espacial
Mexicana (AEM). Acompañado de una parte de su equipo de
trabajo, el también responsable del CAT reconoció que el proyecto se da
aun cuando “tenemos que reconocer que somos un país en el cual no
tenemos una cultura tecnológica y es muy débil la cultura científica”. Asimismo,
resaltó que a pesar de la problemática seria de contaminación
atmosférica que tiene México, se carece de una tecnología propia en
áreas estratégicas en esa materia.En la ciudad de México
“no tenemos como decir realmente cómo es la contaminación en toda la
ciudad, lo cual es muy grave”, a pesar de que antes de que concluyera la
pasada administración federal se firmó el acuerdo para combatir el
cambio climático a nivel mundial. En las instalaciones del
Centro de Diseño Tecnológico, ubicado en el Anexo de dicha Facultad,
comentó que el proyecto se venía trabajando desde 2010, un año antes de
la firma del acuerdo, con el apoyo del MIT, mediante un programa que
apoya proyectos de colaboración con universidades de todo el mundo. Asimismo,
indicó que para el financiamiento del microsatélite se está en pláticas
con varias agencias, y “nos está ayudando también la AEM; es un
proyecto que toca muchas vertientes, nosotros estamos viendo tanto
dependencias estatales como federales”. También se han
tenido entrevistas con gente relacionada con el tema, como es la
Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y varios
estados para conseguir el recurso, para esta misión, en la cual “es
difícil llegar y convencer”. Hasta el momento, comentó, se
han conseguido apoyos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conacyt), de aproximadamente un millón de pesos, con lo que se ha
logrado avanzar en algunos sistemas que se han empezado a diseñar y a
poner en prueba. Santillán Gutiérrez señaló que es un
proyecto largo y una vez que esté financiado, se recurrirá a otras
instituciones que entrarán en el proyecto y desarrollarán sistemas y
pruebas. “Es un proyecto en el que vamos a establecer una
red de colaboración”, el camino aún es largo, es una “meta está ahí, es
ambiciosa, no es sencilla”, subrayó. A su vez, Jorge
Ferrer, participante en el grupo del CAT, resaltó la importancia del
proyecto Quetzal, pues representa 25 por ciento del costo total de los
satélites tradicionales y por eso las grandes potencias mundiales se
están fijando en satélites pequeños de ese tipo. El
académico explicó que se decidió que el microsatélite mida la
contaminación atmósferica, porque hay reportes que establecen que la
contaminación ambiental es unas de las principales causas de cáncer
pulmonar. Por ello, “es imperativo poder tener una
medición de esta clase de fenómeno para el bienestar de la población en
general”, expuso. Detalló la operatividad que tendría el
pequeño satélite, el cual tendría varios aparatos, entre ellos los
espectrómetros que miden concentración de diferentes gases. Las
marchas provocan que aumente la concentración de contaminantes, y
“nosotros podemos tener idea de qué gas se está concentrando y se pueden
tomar acciones, al dar elementos para que las instancias
correspondientes establezcan estrategias”, explicó.En su
oportunidad, Saúl de la Rosa Nieves dijo que este proyecto espacial
representa la apertura de un área para las nuevas generaciones y deben
tomar la decisión de dedicarse a su estudio.Además, permite a México poder ingresar a una etapa no sólo científica sino para poder atraer inversiones a esta área, agregó.CHG
Diseñan en la UNAM microsatélite para monitorear la contaminación
En colaboración con el Instituto Tecnológico de Massachusetts, académicos del Centro de Alta Tecnología (CAT) de esa Facultad desarrollan los prototipos del artefacto, que podría estar listo en cuatro o cinco años
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