Ciudad de México.- Felipe Calderón cerrará su sexenio con un federalismo marcado por el centralismo, la
concentración del poder económico en la Federación y por el despegue de los 32
mandatarios estatales que dejaron de subordinarse políticamente al Presidente de la República.
Ex gobernadores aceptan que la relación con el presidente
Calderón fue en momentos tensa, que se ejerció un dominio federal a partir de
la concentración de recursos y del despliegue de las Fuerzas Armadas en
todo el territorio para “la guerra contra el narco”.
En contraste, Luis
Carlos Ugalde y César
Astudillo señalan que la “independencia política” de
los gobernadores respecto del Ejecutivo se fortaleció. Plantean la necesidad de
ir a una reforma
política de gran envergadura que garantice el equilibrio entre
los tres órdenes de gobierno.
Durante el mandato del presidente Calderón se realizaron 169 elecciones para
elegir diputados locales, alcaldes, gobernadores,
diputados federales, senadores y un Presidente de la República. En total
durante los últimos seis años tuvo relación con 66 mandatarios entrantes y
salientes.
Astudillo, investigador del Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM,
advierte que para que México viva un federalismo “más acorde a su
esencia” se debe pedir una reforma que devuelva competencias de la
Federación a estados y municipios.
“Que se fortaleció los niveles, el poder de los
estados, sí, hay que tener en cuenta que el presidente Calderón es un
presidente de un partido distinto, cuando el PRI gobernaba tenía un control muy
importante de los gobiernos de los estados de la República.
“Hoy es evidente que el Poder Ejecutivo Federal
no tuvo el control de los estados y eso llevó al empoderamiento casi absoluto
de los gobernadores de tal suerte que lograron gobernar sin contrapesos en el
ámbito de los estados… eso provocó que los gobernadores fueran auténticos
virreyes”.
Señala que esta fortaleza política de los gobernadores se
dio porque no se ejercieron facultades “metaconstitucionales” de
control “sobretodo porque una mayor parte de los gobernadores son de un
origen distinto al Partido
Acción Nacional. El gobierno respetó la autonomía
estatal”, afirma.
Luis Carlos Ugalde, ex consejero presidente del IFE y académico
universitario, sostiene que durante el mandato del presidente Calderón no hubo
ninguna modificación al esquema federalista del país.
“Quiere decir que se mantuvo la dependencia fiscal
de los gobiernos locales respecto a la Federación”, señala.
Hace notar que durante este sexenio se incrementó
el fenómeno de la discrecionalidad para gastar recursos por gobernadores y
presidentes municipales, que el flujo petrolero infló las arcas de estados y
municipios pero se mantuvo la opacidad.
“La independencia política de los gobernadores se
fortaleció y dio lugar al llamado ?feuderalismo’, que no es otra cosa que una
descentralización sin responsabilidad política y es el peor esquema del
federalismo mal entendido.
“En general (la relación de Calderón con los estados
y municipios) fue cordial, hubo acusaciones como el caso de Michoacán, el ?michoacanazo’, fue
en general la relación política, entre el Presidente y los gobernadores,
cordial y salvo algunas excepciones se mantuvo la civilidad política”.
ExgobernadoresAmalia García, ex gobernadora perredista de Zacatecas, recuerda la
tensión derivada de lo cerrado del resultado de la elección presidencial de 2006.
Subraya que junto con otros mandatarios de izquierda,
como el michoacano Lázaro
Cárdenas Batel y el guerrerense Zeferino Torreblanca, decidieron
reconocer a Calderón como Presidente de la República.
“Lo que señalamos es que una vez que el TEPJF había concluido
su calificación, incluso estando en desacuerdo con ello, teníamos la obligación
de actuar con ese respeto republicano a quien iba a encabezar el Poder
Ejecutivo y además de sacar adelante los grandes propósitos, eso nos llevaba a
tener una relación institucional, a tener una relación y un trato con el
Ejecutivo”.
Refuerza: “Establecimos un trato institucional muy
fluido, sobretodo en torno a los temas de Zacatecas, fue una relación clara,
que siempre tuvo que ver con mi obligación como gobernadora (con los
ciudadanos), encontré en el gabinete una gran apertura”.
Destaca que gracias a la comunicación que mantuvo con el
presidente Calderón logró detonar el desarrollo de infraestructura en las
comunicaciones de Zacatecas. Acepta que en materia de seguridad “hubo
momentos álgidos en donde hubo visiones distintas de como abordar el
tema”.
Narra que tuvo que realizar una intensa negociación con
el gobierno federal
para lograr más recursos para su estado. Subraya la pluralidad del país:
“Nadie puede considerar que si se cierra al diálogo puede ser útil, es
negativo para la ciudadanía y la población… en la democracia debe dialogarse.
“Los gobernadores del PRD partimos de la
defensa de nuestra convicción política, habíamos votado por una opción de
gobierno al votar por
Andrés Manuel de ninguna manera y en ningún momento echamos
marcha atrás en la convicción de que a México le hubiera ido muy bien
gobernando la izquierda.
“Al mismo tiempo la realidad nos señalaba que o
teníamos una relación institucional, republicana -como yo insisto en llamarle-
y abriendo la puerta para el diálogo o estaríamos incumpliendo con una
obligación que nos dio la ciudadanía con su voto”.
-¿Por qué tardaron para acercarse a Felipe Calderón? “Fue una decisión que se tomó, la relación estuvo, los
gobiernos tenían una relación, todo se hubiera paralizado si no hubiera
relación.”
García subraya que se debe hacer una revisión del
concepto de federalismo a partir de una visión moderna.
“Hay un enorme poder concentrado en el Presidente de
la República, se concentra en los recursos
económicos, todo se canaliza desde acá y la mayor parte del
recurso lo determina el gobierno federal y una parte muy pequeña a los estados
y otra a los municipios…”
El ex gobernador de Durango, Ismael Hernández Derás,
sostiene que su administración tuvo una relación “institucional” con
el gobierno del presidente Calderón. Se manifiesta por una profunda revisión
del Pacto Federal a fin de precisar las atribuciones y facultades de los tres
niveles de gobierno.
Advierte que los gobernadores del PRI y los priístas
fueron un factor importante en un momento muy delicado en la vida política del
país.
“Con circunstancias muy delicadas (asumió Calderón
la Presidencia), por encima de los intereses partidarios (determinamos los
gobernadores del PRI que) pusiéramos el interés de México para que las
instituciones estuvieran en sus tiempos legales y en circunstancias normales
para bien de todos”.
“Nosotros sentimos que todavía falta profundizar
para lograr tener más y mejores resultados en el ámbito municipal, estatal y
con una visión mas profunda de un federalismo que permita lograr tener una
responsabilidad y una visión de largo plazo, amplia y clara que sea y logre dar
al país mejores resultados.
“En el sexenio a mi cargo solo hubo un ánimo de
cooperación. Nunca hubo maltrato (del gobierno federal), solamente logramos
tener total, compartimos al 100% todas y cada una de las definiciones y
decisiones que tenían los tres niveles de gobierno”.
Para Manuel Bartlett,
quien fue gobernador del estado de Puebla durante la hegemonía priísta del
siglo pasado, sostiene que en el último sexenio el país vivió un “falso federalismo”
pues hubo un Presidente que concentra todos los recursos económicos en su poder
y gobernadores “que van a arreglarse por debajo del agua”.
El poblano critica que durante su mandato Calderón haya militarizado al país
pues poco a poco los gobiernos de los estados llegaron a estar dominados por el
gobierno federal incluso ya que las policías
de estados y municipios estaban en manos de militares.
“En ese maremágnum impulsado por Calderón en su
guerra sometió a los estados a seguir en esa situación imponiéndoles la guerra
(…) Un gobierno de un estado tiene limitaciones económicas si todo lo
concentra el Estado, entonces eso es político, sin dinero no puede, hay un
dominio en este presidencialismo
panista.
“Veo una hegemonía del Ejecutivo. Debilidad de los
gobiernos estatales. El dinero es política pública.
“Los tienen sometidos. Se veía que había tapete rojo
para el presidente, para ver qué deja de dinero. Es una relación nefasta y
antifederal”.
Concluye el poblano: “En lugar de hacer una reforma
en esta distribución de los recursos, Calderón se quedaron con esa facultad de
disponer de mas recursos por la concentración de las fuentes de ingreso en el
ejecutivo federal. Les gustó tener ese control”.
YRM