México.- El presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer el informe diario por parte de Infodemia sobre el caso de Genaro García Luna y su juicio en la ciudad de Nueva York. En esta ocasión, se presentó el resumen de la quinta audiencia donde el agente de inteligencia de la DEA, Adrián Ibáñez fue el primer testigo de tres.
Narró que en 2007, recibió el aviso de un cargamento de 23 toneladas de cocaína que llegaría al puerto de Manzanillo en Colima y compartió dicha información con la Policía Federal.
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Durante el decomiso, donde participaron agentes de la Marina y del puerto, descubrieron exactamente 23.5 toneladas de cocaína que fueron posteriormente quemadas por la Marina. El testigo afirmó que era el cargamento más grande de la historia.
Ante ello, los agentes fiscales buscaron corroborar las declaraciones que “El Lobo” Valencia brindó en la audiencia anterior.
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En el contrainterrogatorio, la abogada defensora preguntó si había compartido esa información con otra agencia y si la DEA había participado en el decomiso, Ibáñez respondió que solamente había informado a la Policía Federal y la participación de la DEA había sido únicamente la de compartir información, dejando que la Marina con presencia de los agentes de la AFI realizara el decomiso.
El siguiente testigo fue Raúl Arellano Aguilera, expolicía federal del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, quien describió las irregularidades que vio en el AICM durante el 2007 y 2010.
Declaró que una o dos veces por semana recibían una orden vía radio en la que les decían “Todos en 35 hasta 45“, lo que significaba que debían dejar de inspeccionar el equipaje que llegaba hasta nueva orden. Afirmó que había un grupo de unos 20 elementos que era conocido como “El Grupo Especial”.
Este grupo gozaba de privilegios como llegar tarde o faltar al trabajo, se retiraba de la vigilancia cuando se recibía la orden y regresaba una o dos horas después. Entre ellos se encontraba el comandante Israel Espinoza, los oficiales José Luis Martínez y Mario Nieto y el comandante Bayón.
El testigo comentó que durante la hora de comida estas personas hablaban sin ninguna discreción y decían que la maleta había pasado sin problema.
Arellano relató las visitas de los jefes de varios aeropuertos como Tijuana, Toluca, Guadalajara y Cancún en ocasiones con maletines a la oficina de Oscar Moreno Villatoro, el entonces director general de aeropuertos. Narró que en una ocasión, el jefe de aeropuerto de Toluca tropezó con otro compañero y al abrirse su maletín, cayeron paquetes de dólares.
Mencionó que los miembros del grupo especial a veces comentaban que los jefes estaban contentos porque recibían su parte, efectivamente refiriéndose a García Luna, Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño.
Durante el contrainterrogatorio, el abogado defensor cuestionó las visitas que tuvo por parte de la Fiscalía para prepararse para este juicio y preguntó al testigo si sentía celos, rencor o envidia hacia García Luna y Cárdenas Palomino por ser personas muy jóvenes para ausentar sus cargos y no haber sido formados por una organización policial como el testigo, insinuando que estos son los motivos de Arellano para declarar en el juicio.
El siguiente testigo fue Israel Ávila, testigo protegido que fungió como contador de los hermanos Pineda Villa, interrogado por la fiscal, narró que en 2005 él era un agente de bienes raíces en el estado de Morelos y entre sus clientes se encontraban los hermanos Mario y Alberto Pineda que se identificaban como agentes de la AFI.
Afirmó que en 2006 rentó una casa a los hermanos Pineda que le fue decomisada porque se había cometido un asesinato en su interior. Al reunirse con ellos para tratar dicho asunto, los hermanos le revelaron que eran miembros del Cártel de Sinaloa y afirmaron que no trabajaban para García Luna sino que él trabajaba para ellos.
El testigo aseguró haber visto en un libro los apodos con los que el CDS identificaba a García Luna así como el entonces secretario de Seguridad Pública de Morelos, Luis Ángel Cabeza de Vaca.
Ávila confirmó algunas de las declaraciones emitidas por “El Grande” en una de las audiencias pasadas, particularmente el secuestro de García Luna por Arturo Beltrán Leyva y el arresto de El Rey Zambada efectuado por el mismo Sergio Villareal disfrazado de agente federal.
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Agregó que en dicha detención el gobierno quería cambiar a Zambada, por lo que Arturo Beltrán ordenó a Ávila que le hablara a un periodista cuyo nombre no quiso mencionar para que difundiera lo que estaba pasando y las autoridades no lo pudieran cambiar.
Finalmente el testigo declaró que fue arrestado en Texas en 2012 y ha cumplido 10 años de una sentencia de 15. Afirmó que espera recibir un beneficio por este juicio, pero señaló que había solicitado su traslado a una cárcel en México y se lo habían concedido, pero se retractó para colaborar como testigo en la audiencia de García Luna.
La defensa comenzará su contrainterrogatorio este miércoles 1 de febrero.