Roma. La Santa Sede cerró la Capilla Sixtina a los visitantes como parte de los preparativos para el cónclave, que dará inicio el 7 de mayo y en el que los cardenales de todo el mundo elegirán al nuevo Papa tras la muerte de Francisco.
Luego de que el sábado se celebrara el funeral del pontífice en la Plaza de San Pedro, al que asistieron líderes mundiales y cientos de miles de fieles, el Vaticano ha entrado en el tradicional periodo de luto de nueve días, mientras avanza la organización del cónclave. Entre las tareas cruciales está la instalación de la estufa donde se quemarán las papeletas de votación, una tradición que marca el resultado de cada ronda mediante señales de humo.
El cierre de la Capilla Sixtina deja a los últimos visitantes con una experiencia única. “Nos sentimos muy afortunados de ser de los últimos en entrar”, comentó Sumon Khan, turista estadounidense.
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Los cardenales, vestidos de rojo, se reunirán en el corazón del Vaticano, rodeados de los frescos de Miguel Ángel, incluyendo la famosa “Creación de Adán”. Durante el solemne ingreso a la capilla, entonarán la Letanía de los Santos antes de que se cierren las puertas con el tradicional “extra omnes”, dejando el mundo fuera del proceso secreto.
La elección definirá el rumbo de la Iglesia católica, con más de mil 400 millones de fieles: ya sea en la línea reformista impulsada por Francisco o en un perfil más conservador, como los papados anteriores.
Hasta que se logre una mayoría de dos tercios, el humo negro se elevará sobre el Vaticano. Solo cuando haya un consenso, la ansiada fumata blanca y el repique de campanas anunciarán que un nuevo Papa ha sido elegido.