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Reino Unido.- Como si se tratara de un verdadero milagro, en Reino Unido, una mujer que se había contagiado del virus causante del COVID-19 mientras estaba embarazada, tuvo una historia con final feliz.
Su nombre es Laura Ward, quien se enfermó en la gestación de su hija Hope, y por complicaciones, tuvo que ser sedada para una cesárea de emergencia a las 31 semanas.
La fecha de parto estaba programada para el 15 de octubre, sin embargo, para salvar la vida de ambas, los médicos de la clínica tomaron la decisión de realizar el proceso.
Fue el 30 de septiembre cuando Laura despertó del coma y lo primero que vio fue a la recién nacida, a quien no tenía idea que había tenido.
“Abrí los ojos para ver a Hope en la cama conmigo, pero no podía mover ninguna parte de mi cuerpo”, narró la mujer a un medio de comunicación inglés.
Hope (Esperanza en español), pesó 1.6 kilogramos al nacer, pasó 5 semanas en el área de neonatología, pero hoy goza de salud y tiene un peso adecuado.
La mujer protagonista de esta bella historia, tiene 33 años de edad y es asistente de enseñanza en una escuela primaria; de acuerdo a Manchester Evening News, inició con los síntomas del virus solamente con una ligera tos, y, después, presentó complicaciones para respirar.
Después de dos semanas de que se le colocó una traqueotomía y una sonda para alimentarla, fue cuando pudo recuperar el sentido del habla, mientras que, también, hasta diciembre pudo volver a caminar.
Su familia, encabezada por su esposo John, ha sido su principal soporte para recuperarse del trago amargo, el cual terminó de una manera más que alentadora, con la llegada de su más pequeña hija.