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Ponen en duda condiciones de reclusión de secta islámica rusa

Las versiones contradictorias plantean interrogantes sobre si las autoridades habrían exagerado la vida de la secta, quizá para demostrar que persiguen a los grupos islámicos radicales

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Kazán, Rusia.- Las
autoridades rusas hablaron del descubrimiento de una secta que vivía en
un “hormiguero de ocho pisos” excavado en la tierra, en la que los
niños eran mantenidos en celdas sin calefacción sin ver la luz del Sol.
Una visita al recinto, empero, mostró una realidad más ordinaria.

Una breve visita al recinto, cuyo allanamiento por la Policía atrajo los
titulares de la prensa mundial, no mostró ninguna de las
características subterráneas descritas por la fiscalía. Tampoco lo
muestra un video de la Policía de las habitaciones. El padre de una de
las cultistas, quien en un principio desaprobó que se incorporata a la
secta, dijo que podía visitarla sin impedimentos y que nunca supo de
quejas de cómo vivían los miembros o de cómo trataban a sus hijos, destacó AP.

Las versiones contradictorias plantean interrogantes sobre si las
autoridades habrían exagerado la vida de la secta, quizá para demostrar
que persiguen a los grupos islámicos radicales. La vocera de la fiscalía
de Kazán no respondió el lunes a las llamadas en busca de
declaraciones.

La Policía descubrió la secta a principios
de agosto mientras investigaba un ataque terrorista que mató a un
clérigo en Tatartán, un provincia de Rusia central cuya población es un
60% musulmana. Las autoridades atribuyeron el ataque a los grupos
extremistas que proliferan en la región.

La Policía se hizo cargo de los 20 niños que
vivían en el recinto y los colocó en orfanatos. Sus padres fueron
acusados de abuso de menores, lo que según la fiscalía podría privarles
de la patria potestad hasta por dos años.

La fiscalía sostuvo que los menores, que no asistieron a la escuela
pública, vivían en condiciones “inhumanas”, en celdas pequeñas, oscuras y
mal ventiladas bajo tierra. Según los funcionarios de salud, los niños
raramente veían la luz del día.

Los familiares de los cultistas rechazaron
esos relatos. Madganur Ziganshin -cuya hija, Ralifa Ibragimova, se sumó
al culto pese a sus objeciones- dijo que la habitación en la que vivía
con su esposo y cuatro hijos no era subterránea y que poseía ventanas
normales.

Además, dudó la veracidad de las denuncias de que los niños apenas veían
la luz del Sol y no podían salir del reducto. Agregó que visitaron a
sus abuelo, que acudieron a un campamento de verano y que los visitó con
frecuencia hasta por tres días seguidos.

“Oraban, eran religiosos, pero no había
drogadictos, borrachos ni bandidos” entre ellos, dijo Ziganshin en su
casa de la aldea de Bailyangar, a unos 200 kilómetros de distancia.
“Nunca abusaron de los niños. Nunca los maltrataron”, aseguró.

Empero, los vecinos dijeron que los niños fueron criados para desdeñar a
los demás, como al insultarlos y apedrearlos desde su reducto.

“Se consideraban una raza superior y el resto de la gente era basura”,
dijo Ildar Khusainov, de 42 años, que vive en una casa de madera
cercana. IN

Fuente: Internet

Fotografía de perfil de Liz Douret

Liz Douret

Editor de Contenidos

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