?Estados Unidos.- Es siempre emocionante observar a alguien que mira cómo se han hecho siempre las cosas y pregunta: ¿Por qué?Y entonces va y cambia el mundo para siempre.1967: ¿Por qué hay que hacer cola frente a un cajero humano cuando uno sólo necesita hacer una extracción?1974: ¿Por qué el documento que aparece en la pantalla de la computadora no se ve igual al que luego se imprime?1991: Si el champú siempre se deposita en el fondo del envase, ¿por qué la tapa está arriba?Últimamente, una empresa de San Francisco se hace otra pregunta revolucionaria: ¿Por qué no todo el mundo acepta tarjetas de crédito?Las tarjetas de crédito son geniales. Dejan un rastro en papel, permiten protegerse contra el fraude, son increíblemente cómodas: se pasan por el lector y ya está. ¿Pero por qué sólo las aceptan las empresas?¿Por qué no podemos usarlas para pagarle a la profesora de piano, la baby sitter o la persona que nos corta el pasto? Cuando un amigo que tomó un poco de más nos pide $50 para un taxi, ¿por qué no podemos evitar la incomodidad y los futuros conflictos utilizando su tarjeta Visa en el momento?”Bueno”, seguramente está pensando el lector, “porque… ¡porque no! Es así. Sólo las empresas operan con tarjetas de crédito, ¡lo sabe todo el mundo!”Sí, ¿pero por qué?La empresa que se hace esa pregunta se llama Square. Su presidente es Jack Dorsey, co-fundador de Twitter…¿les suena? Square no sólo se pregunta por qué sino que además propone cambiar esa norma para siempre.En realidad, hay motivos valederos por los cuales los individuos no aceptan tarjetas de crédito. El sistema es una pesadilla de tarifas, comisiones y trámites burocráticos.Para ser un comerciante autorizado a operar con tarjetas de crédito, hay que comprar un lector, que cuesta varios cientos de dólares. Se paga una tarifa de instalación y se firma un contrato por uno o dos años con la empresa procesadora. Se paga de 15 a 20 dólares por mes y una tarifa mínima de transacciones de 25 dólares mensuales, aun cuando no haya habido ventas.El sistema Square Up, en cambio, elimina todo eso. Absolutamente todo. Facilita a tal punto el ingreso al mundo de las tarjetas que el particular no encuentra ningún obstáculo para dar el salto.Primero, el equipo: se necesita un iPhone, un iPad, un iPod Touch o un teléfono Android. ¿Para qué comprar un costosa maquinita para autorizaciones cuando usted ya tiene una computadora en el bolsillo?Lamentablemente, Apple se niega rotundamente a agregarle una ranura para pasar tarjetas al iPhone. Por eso, Square provee un diminuto accesorio lector de un centímetro que se conecta a la ficha para auriculares. El lector tiene una ranura por donde se puede pasar la tarjeta de crédito.El accesorio de Square es gratuito. En otras palabras, usted no sólo se evita los contratos, los mínimos y las tarifas mensuales sino que además no paga nada por su equipo. En lo que a Square se refiere, usted puede tener el lector guardado en un cajón y usarlo sólo una vez al año.Por cada transacción, Square cobra un 2,75 por ciento del total más 15 centavos de dólar. Eso es mucho más simple, y en general más económico, que tener una merchant account (cuenta bancaria especial para gestionar pagos con tarjeta de crédito o débito), con la cual se paga un 3 o 4 por ciento, según el tipo de tarjeta, más 30 centavos de dólar por cada transacción.Supongamos que alguien de Craigslist (como Mercado Libre, en los EE.UU.) viene a su casa a comprar cosas viejas. Usted conecta el lector de Square a su teléfono o tablet, ingresa el monto de la compra: puede ser un dólar por un yoyó, 25 por una caja de discos viejos o 12.000 por un auto usado (no hay monto máximo). Si gusta, puede ingresar una descripción del artículo e incluso tomar una foto de lo que está vendiendo.Luego pasa la tarjeta, lo cual puede requerir uno o dos intentos, y su feliz cliente firma la pantalla táctil del teléfono con el dedo (una inminente revisión del software hará este paso optativo). Si así lo quiere, usted puede ingresar la dirección de correo electrónico del comprador y el recibo se le enviará automáticamente, con un pequeño mapa que muestra dónde se realizó la transacción.El software es fantástico y sumamente simple. Para firmar, garabatea con el dedo donde dice “firme aquí”. ¿Se siente capaz?Puede agregar una propina cuando le parezca conveniente. Puede aceptar y rastrear pagos en efectivo. Y puede aceptar pagos con tarjeta de crédito sin la tarjeta en sí: por teléfono, por ejemplo. Sólo se necesita el número de tarjeta, la fecha de vencimiento y el código de seguridad, aunque estas transacciones cuestan un poco más (3,5 por ciento).El software para iPad es aún más cómodo. Tiene un “estante” que muestra el tipo de objetos que usted vende con más frecuencia con sus correspondientes precios, lo cual es genial si usted es dueño de un pequeño comercio. Esto es todo. Su teléfono se conecta a Square, autoriza la compra, envía el recibo por correo electrónico y registra la transacción en su página web personal de Square. Allí, una prolija planilla informa sus ingresos del día. Puede descargarla como hoja de cálculo, si gusta.Usted acaba de aceptar un pago como lo hacen en las tiendas de Apple: de forma inalámbrica, sin caja registradora, usando sólo un aparatito portátil conectado a Internet. Su mayor problema quizá sea superar las dudas de sus clientes. La gente no confía en lo que no comprende.Para trabajar con Square, debe informarle a su banco sus números de cuenta y CBU para que Square pueda depositarle el dinero. Sólo los primeros 1.000 dólares de los cobros de cada semana ingresan a su cuenta bancaria de inmediato. Todo lo que supere esa cifra es revisado por los auditores de la empresa. La recepción del resto del dinero puede tardar hasta 30 días. Esto puede ser una desventaja si usted vende muchos autos usados.De todos modos, estas restricciones son para los que utilizan el servicio por primera vez. Cuanto más use usted el servicio sin incidentes, más elevará la empresa el umbral de 1.000 dólares. De hecho, si usted está dispuesto a compartir más detalles de su negocio con Square, la compañía subirá ese umbral desde el inicio.Es fácil imaginar que un concepto tan revolucionario, brillante e irresistible tendrá éxito inmediato, pero sus primeros pasos fueron accidentados. Los primeros lotes de lectores se demoraron. Aun después de su llegada, hubo largas listas de espera y no suficientes informes de estado.Como medida de seguridad contra el fraude, Square originalmente imponía un máximo de 100 dólares por transacción, lo que le restaba utilidad al sistema. Los lectores originales eran quisquillosos para leer las tarjetas… y no funcionaban con la antena metálica externa en forma de banda del iPhone 4.La compañía dice que todos estos problemas se han solucionado. Esta semana llegarán grandes cantidades de lectores Square rediseñados, más confiables y a prueba de iPhone 4. En un par de semanas, se despacharán todos los pedidos atrasados, quienes recibieron los viejos lectores recibirán automáticamente uno nuevo y los nuevos pedidos tendrán rápida respuesta.Esperemos que sea cierto. Porque el sistema Square es maravilloso, simple y un placer para el usuario. Ahorra dinero, trámites, preocupaciones y ventas perdidas.Esperemos también que más gente inteligente se pregunte el porqué de las cosas. Como, por ejemplo: “¿Por qué el Wi-Fi es gratis en los hoteles baratos y cuesta 17 dólares la noche en los caros?” o “¿Por qué los lavatorios públicos no tienen pedales en lugar de canillas?” o “¿Por qué no podemos pagar sólo los canales de cable que nos interesan?”
Pagar con tarjeta pasándola por el celular
Solo se necesita el soft Square y un lector de tarjetas en un iPhone, iPad, iPod Touch o un celular Android. Cobran 2,75% de la compra más us$ 0,15 por transacción
Fuente: Internet