En el mes de septiembre pero del año pasado, ocurrió un Megatsunami de 200 metros en Groenlandia, según la revista Science; esto derivó en una misteriosa señal sísmica que se expandió por todo el planeta, y que duró nueve días.
Se explicó que todo surgió en el pico de una montaña de 1.2 km de altura en el este de Groenlandia, pues 25 millones de metros cúbicos de hielo se precipitó sobre el fiordo Dickson. Es decir, la cantidad suficiente para llenar 10 mil piscinas olímpicas, por ejemplo.
El fuerte impacto provocó a su vez una ola de 200 metros, enorme, misma que se desplazó a toda velocidad hasta alcanzar a isla Ella, a 70 kilómetros de distancia; justo ahí llegó a una altura de 60 metros.
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Eso no fue todo, pues el resto de la gigante ola, de alrededor de siete metros, quedó al interior de los 10 kilómetros del golfo estrecho, donde se balanceó de un lado a otro cada 90 segundos, coincidiendo con los registros de vibraciones que viajaron en la corteza terrestre.
Fue de esta manera que se produjo una señal sísmica de 10,88 milihercios (mHz), se trató de un chapoteo rítmico conocido como seiche.
Conforme se registró destruyó restos que formaban parte del patrimonio cultural y arqueológico del sistema de fiordos, hasta que acabó reducida a unos pocos centímetros.
Ante este hecho se han pronunciado expertos y científicos, quienes señalan que desplazamientos de la tierra como éste cada vez son más frecuentes ante el cambio climático.