París.-
El Tribunal de Apelación de Douai rechazó la demanda de Dominique Strauss-Kahn (DSK) para que se archivara la acusación que pesa sobre él por proxenetismo en el llamado caso del hotel Carlton de Lille.
En un breve comunicado, la Fiscalía confirmó que la sala de instrucción del tribunal “ha rechazado las demandas de anulación” de DSK y de los otros imputados en el escándalo de ese hotel a partir del cual se organizaban juergas sexuales con prostitutas.
Eso significa que los jueces instructores pueden
continuar con sus procedimientos con vistas a la organización de un
proceso, algo contra lo que el ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) puede intentar actuar recurriendo al Tribunal Supremo o al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Sus abogados habían justificado su petición de archivo con el argumento
de que los magistrados instructores no habían sido imparciales, por
ejemplo al haberse filtrado a la prensa elementos del sumario, además de
insistir en que su cliente no sabía que las mujeres de las juergas en
las que participaba eran prostitutas.
El Ministerio Público, por el contrario, estimaba que la acusación está
plenamente justificada porque hay “indicios graves y concordantes” ,
según las conclusiones publicadas hoy por “Le Figaro”.
En concreto, estimaba que en su declaración los pasados 21 y 22 de
febrero el político socialista se había mostrado esquivo y había
utilizado “eufemismos” para referirse a lo que había denominado
“libertinaje” y al negar estar al corriente de los montajes de las
fiestas por parte de los dos empresarios implicados, David Roquet y
Fabrice Paszkowski.
La Fiscalía insistía en que hay al menos tres elementos que hacen
evidente que DSK era partícipe de “un proceso perenne constitutivo de
hechos de proxenetismo”.
El primero era que la quincena de bacanales organizadas en París,
Bruselas, Lille o Washington entre 2008 y mayo de 2011 (la última se
produjo en vísperas de su detención por el asunto del hotel Sofitel de
Nueva York) estaban insertas en el programa del antiguo “número uno” del
FMI, prueba de que la red funcionaba para él.
El segundo es la “masa” de mensajes que intercambiaba con Paszkowski y
cuyo contenido plantea pocas dudas sobre el grado de conocimiento que
tenía Strauss-Kahn.
El tercero es el testimonio de las propias prostitutas, ya que aunque la
mayor parte dijeron ante los jueces que escondían al responsable del
fondo su “oficio” , algunas declararon que no había ningún secreto, y
que del trato que tenían se hacía evidente que se plegaban a sus deseos
sexuales por dinero.
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