Jerusalén.- El Gobierno israelí aprobó hoy someter a votación en el Parlamento
una polémica enmienda por la que cualquier persona no judía que se
nacionalice israelí deberá jurar lealtad al país como “estado judío y
democrático”.
La enmienda, promovida por el ministro de Exteriores, el ultraderechista
Avigdor Lieberman, y apadrinada por el primer ministro, Benjamín
Netanyahu, fue aprobada en la sesión semanal del Gobierno israelí por 22
votos a favor y 8 en contra.
Los únicos que se opusieron fueron los seis ministros del Partido Laborista, y los del Likud Dan Meridor y Beni Begin.
Netanyahu comenzó la reunión pidiendo el voto favorable de todos los
ministros porque la enmienda, dijo, “es la esencia del sionismo”.
“No hay otra democracia en Oriente Medio y no hay otro estado judío en
todo el mundo. Esta es la base de nuestra existencia y todo aquel que
quiera ser parte de nosotros debe reconocerlo” , afirmó.
En su presentación de la llamada “Enmienda a la Ley de Nacionalización” ,
el jefe del Ejecutivo consideró que “nadie puede darnos lecciones
morales sobre democracia e ilustración” y remitió a los escritos de los
padres fundadores del sionismo, Teodoro Herzl y David Ben Gurión, para
justificar el carácter judío, pero democrático, del Estado de Israel.
El cambio a dicha ley consiste en que, de ser aprobada por el
legislativo, toda persona que solicite en el futuro la ciudadanía
israelí fuera de la Ley del Retorno (la que permite que cualquier
persona en cualquier parte del mundo con al menos un abuelo judío pueda
establecerse en Israel y obtener la ciudadanía israelí) deberá jurar
lealtad a Israel “como Estado judío y democrático”.
Debido a que sólo quienes tienen al menos un abuelo judío pueden
acogerse al derecho de Retorno, que les otorga la ciudadanía de manera
automática, la declaración es vista como discriminatoria.
La enmienda afectará en la práctica a varias decenas de miles de
personas al año, la mitad de ellos palestinos de Cisjordania y Gaza que
contraen matrimonio con los llamados árabes-israelíes, también
palestinos pero que quedaron dentro de las fronteras reconocidas de
Israel a partir de 1948 y tienen por tanto ciudadanía israelí.
El jefe de la diplomacia israelí aseguró que “éste es sólo el comienzo”
mientras que el líder del Partido Shas y ministro del Interior, Eli
Yishai, reveló que ya tiene preparado otro proyecto de ley para despojar
de la ciudadanía y de cualquier derecho a “traidores” que “colaboren
con organizaciones terroristas como la palestina Hamás y la libanesa
Hizbulá” .
La enmienda, que ha desatado una grave polémica en la opinión pública,
es vista por los principales comentaristas como un “caramelo” a
Lieberman en momentos en que Netanyahu necesita su apoyo para una nueva
moratoria en la construcción en las colonias judías en Cisjordania y
frenar con ello el desplome del diálogo de paz con los palestinos que
comenzó el 2 de septiembre.
Tras zigzaguear toda la semana sobre si daría su apoyo a la enmienda, el
ministro de Defensa Ehud Barak exigió hoy que se introdujera al
polémico juramento una cláusula que explicara que la lealtad “al Estado
judío y democrático” se demandaba “según el espíritu de la Declaración
de Independencia” pero fue rechazada por la mayoría de los ministros.