Beirut, Líbano.-
Fuerzas de seguridad libanesas lanzaron una descarga de disparos de armas de fuego y gas lacrimógeno
en el centro de Beirut el domingo para dispersar a cientos de
manifestantes que trataban de irrumpir en oficinas del gobierno después
del funeral de un alto funcionario de espionaje asesinado con un coche bomba.
El veloz encendido de las protestas muestra la volatilidad de las
políticas sectarias y divisorias del país. Los manifestantes acusan del
atentado al gobierno vecino de Siria y consideran el actual gobierno libanés demasiado cercano al asediado régimen.
Muchos lanzaron consignas contra Jezbolá, el grupo extremista libanés que domina el gobierno y fuerte aliado del régimen de Damasco.
Mientras se libraba una batalla, en la que manifestantes y personal de
seguridad se lanzaban unos a otros trozos de concreto, barras de metal y
latas de gas lacrimógeno, el ex primer ministro libanés Fuad Saniora
pidió mantener la calma. “El uso de la violencia es inaceptable y no
representa la imagen que deseamos”, dijo Saniora en un mensaje
transmitido por televisión. “Valoramos el sentir de la gente”.
Los disturbios del domingo comenzaron después del funeral del general Wissam al-Hassan, asesinado el viernes junto con su guardaespaldas en un atentado en Beirut.
El oficial fue sepultado en la Plaza de los Mártires de la capital cerca
de donde descansa el ex primer ministro Rafik Hariri, otro político
antisirio que también fue asesinado en un atentado en 2005.
Más de mil personas caminaron del lugar del funeral hacia la zona de
oficinas del gobierno, pero sólo algunos se enfrentaron a la policía.
Cientos de manifestantes lograron acercarse a 50 metros (yardas) de la
entrada del palacio de gobierno aunque los disparos parecieron hacerlos
retroceder.
Al-Hassan, de 47 años, era un declarado detractor de Siria y presidió
una investigación hace unos meses que concluyó en el arresto del ex
ministro de Información Michel Samaha, otrora el mejor aliado de Siria
en el Líbano.
El viernes las autoridades reportaron la muerte de ocho personas en el
ataque. Pero el domingo la agencia de noticias de Líbano reportó que
fueron tres las víctimas, al-Hassan, su guarura y una civil. Aunque no
se explicó la discrepancia en las cifras, autoridades dijeron que las
otras víctimas fueron contadas con base en restos de cuerpos hallados en
el sitio de la explosión.
Incluso antes del atentado, la guerra civil en la vecina Siria causó
episodios de violencia en el Líbano y aumentó las tensiones entre
partidarios y oponentes del régimen de Assad. El ataque aumentó los
temores de que el Líbano pueda recaer en una espiral de violencia
sectaria y represalias como la que vivió durante décadas.
Durante gran parte de los últimos 30 años, Líbano ha vivido bajo el
dominio político y militar sirio, que comenzó a ceder en el 2005 tras el
asesinato de Hariri, que fue atribuido a Damasco.
CHG