?MOSUL, Irak.- Cuando los militares estadounidenses suspendan sus misiones de combate en Irak dentro de unas semanas, la seguridad del país quedará en manos de una fuerzas armadas locales entrenadas por Estados Unidos. El ejército parece una fuerza capacitada, la policía combina aciertos con errores y la milicia curda está en pañales. El jefe de las fuerzas armadas iraquíes dice que es imperiosa la presencia de los estadounidenses hasta el 2020. Anthony Cordesman, ex funcionario del Pentágono, coincide en que pasarán años antes de que los iraquíes puedan valerse por sí mismos. Esa es la impresión generalizada que surge de conversaciones con distintos sectores que mantuvo la AP en meses recientes ante la proximidad del plazo para poner fin a las misiones de combate de los estadounidenses, que se cumple el 31 de agosto. Está claro que las fuerzas de seguridad de Irak han registrado grandes progresos desde que fueron desmanteladas tras la caída de Saddam Hussein en el 2003. La violencia ha disminuido significativamente, pero todavía hay atentados casi a diario, balaceras y secuestros. Y a pesar de los 22.000 millones de dólares que invirtió Estados Unidos en la capacitación y el equipamiento de las fuerzas de seguridad iraquíes, todavía no se han resuelto muchos problemas. Los militares estadounidenses, que se retirarán del todo hacia fines del 2011, promueven la idea de que las fuerzas de seguridad iraquíes son confiables. No pasa un día sin que se anuncie el arresto o la muerte de alguna figura importante de la insurgencia. ”Todavía hay violencia. Pero las fuerzas de seguridad iraquíes asumieron la responsabilidad de velar por la seguridad en todo el país y siguen creciendo y mejorando”, comentó el comandante de las fuerzas estadounidenses en Irak, general Ray Odierno. Sin embargo, hay grandes falencias y persisten las divisiones étnicas y sectarias, que podrían alimentar nuevas tensiones. ”Necesitamos que los estadounidenses permanezcan aquí hasta que seamos más fuertes. De lo contrario, será como durante la violencia sectaria del 2006”, afirmó Yasser Majid, teniente chiíta del ejército, de 26 años. El ejército todavía cumple algunas funciones de la policía, como la revisión de automóviles en busca de bombas. Decenas de vehículos esperan ser revisados en la calle Palestina, al norte de Bagdad. En este retén, según el sargento Ali al-Hiani, soldados iraquíes reconocieron y capturaron al dirigente de al-Qaida Munaf Abdul-Rahim al-Rawi. Ese arresto facilitó la matanza de dos líderes de esa organización en un ataque conjunto de fuerzas iraquíes y estadounidenses. Se cree que al menos 36 de los 44 líderes más importantes fueron capturados o muertos este año, la mayoría de ellos en operaciones conjuntas. Después de siete años de trabajar junto a los estadounidenses, los 248.000 efectivos del ejército son considerados la fuerza mejor entrenada y equipada. Esos soldados deberían estar custodiando las fronteras, no operando puestos de control, según el coronel Maan Muhanad. ”Esa es función de la policía, pero la ciudad necesita al ejército”, manifestó. Los soldados se pasean en vehículos Humvee y portan fusiles estadounidenses. No obstante, dicen que los detectores de explosivos son de calidad inferior y con frecuencia no detectan bombas. Los iraquíes siguen dependiendo de los estadounidenses para recabar información. En las tres redadas que hicieron fuerzas iraquíes en Jalula, Mosul y al-Bailona, en la provincia oriental de Nínive, el mes pasado, acompañadas por la AP, se esperaba hallar altos dirigentes y armas, y no se encontró nada. Militares estadounidenses dicen que ello obedece en parte a que cada vez hay menos insurgentes, pues muchos han sido detenidos. El ejército, al igual que la policía, está formado mayormente por chiítas, aunque su comandante general es curdo y la fuerza cuenta con unos 20.000 suníes. La inquietud en torno a la categoría de las fuerzas de seguridad se ve exacerbada por los resultados de las elecciones legislativas de marzo. Si bien una coalición suní ganó por poco la consulta, es previsible que sean marginados nuevamente cuando el primer ministro Nuri al-Maliki negocie alianzas con otros chiítas. Y es probable que no haya todavía un gobierno cuando los estadounidenses pongan fin a su papel de combate. La policía federal, con 46.000 efectivos, es considerada efectiva, según un informe del 2009 del Departamento de Defensa estadounidense. El mismo documento consideró que la policía local –unos 300.000 efectivos en todo el país — dista mucho de ser una fuerza adecuada. A nivel local, los agentes ”exhiben escasa competencia, poca iniciativa, abunda la corrupción y solo la mitad de sus miembros habían recibido entrenamiento”, destaca el informe. A esto se suman los problemas de las milicias curda Peshmerga, que combatió a Saddam, y la Sahwa, una alianza de suníes que cambiaron de bando en el 2006 y pasaron a combatir la insurgencia junto a los estadounidenses. Peshmerga se hace cargo de la seguridad en la región del Kurdistán. Cuenta con 127.000 efectivos que son la única fuerza en las fronteras con Irán y Turquía. También custodian pozos petrolíferos. Sus miembros no ven con buenos ojos el que el ejército iraquí reciba mejor paga y equipo, y abundan las tensiones entre las dos fuerzas, según el teniente coronel estadounidense Joseph Davidson. También reina el resentimiento entre los 100.000 elementos de la Sahwa, que no fueron incorporados a las fuerzas de seguridad y se les asignaron en cambio trabajos administrativos. Muchos iraquíes se muestran escépticos respecto a sus fuerzas armadas. La mayoría de sus efectivos ”no son profesionales y no pueden hacer a un lado sus sentimientos sectarios”, sostuvo Ahmed Khudier, un suní de 47 años de Bagdad.
Ejército iraquí se alista para tomar el control
El jefe de las fuerzas armadas iraquíes dice que es imperiosa la presencia de los estadounidenses hasta el 2020. Anthony Cordesman, ex funcionario del Pentágono, coincide en que pasarán años antes de que los iraquíes puedan valerse por sí mismos
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