Ciudad del Vaticano.- El Papa Francisco despidió el 2013 en la Basílica de San
Pedro del Vaticano con un discurso en el cual alzó la voz por los
desocupados, los obreros mal pagados, los pobres y los marginados.La
tarde de este martes el pontífice presidió su última ceremonia pública
del año, el rezo de las vísperas y el canto del himno de agradecimiento
“te deum”, e instó a realizar un balance y un examen de conciencia, pero
también a motivarse para actuar mejor en 2014.Según Jorge
Mario Bergoglio al final de 2013 se debe recoger, como en un cesto, los
días, las semanas, los meses que se han vivido a lo largo del año, para
ofrecer todo a Dios. Dijo que entonces es momento de
cuestionarse “con valentía”: ¿Cómo hemos vivido el tiempo donado? ¿Lo
hemos usado sobre todo para nosotros mismos, para nuestros intereses, o
hemos sabido gastado también para el servicio de los demás? ¿Cuánto
tiempo hemos reservado para estar con Dios, en la oración, en el
silencio, en la adoración?.Pidió pensar también en la
ciudad de Roma, interrogándose: ¿Qué cosa ha ocurrido en este año? ¿Qué
está ocurriendo y qué cosa ocurrirá?, ¿Cómo es la calidad de la vida en
esta ciudad?, ¿Cómo es la calidad de nuestra ciudadanía? ¡Depende de
nosotros! Estableció que el rostro de una ciudad es como
un mosaico cuyas cerámicas son todos aquellos que la habitan. Reconoció
que quien tiene la autoridad tiene una mayor responsabilidad, pero cada
uno es corresponsable, para bien y para mal.Para el
pontífice la capital italiana tiene una belleza única, un patrimonio
espiritual y cultural extraordinario, pero en ella también existen
muchas personas marcadas por las miserias materiales y morales, pobres,
infelices, sufrientes, que interpelan la conciencia no sólo de los
responsables públicos, sino a todos los ciudadanos. “En
Roma quizás sentimos más fuerte este contraste entre el ambiente
majestuoso y cargado de belleza artística, y los problemas sociales de
quienes más necesitan. Es una ciudad llena de turistas, pero también
llena de refugiados”, afirmó. “Está llena de gente que
trabaja, pero también de personas que no encuentran trabajo o
desarrollan trabajos mal pagados y a veces indignos; y todos tienen el
derecho de ser tratados con la misma actitud de acogida y de equidad,
porque cada uno es portador de una dignidad humana”, constató.Advirtió
que la Roma del año nuevo tendrá un rostro más bello sólo si será más
rica en humanidad, hospitalaria, acogedora, si todos serán más atentos y
generosos hacia quienes tienen dificultades, si se deciden a colaborar
con espíritu constructivo y solidario para el bien de todos.Será
mejor ?continuó- si no habrán personas que miran de lejos, que miran su
vida sólo desde el balcón, sin involucrarse en tantos problemas
humanos, problemas de hombres y mujeres que, a final de cuentas, y desde
el principio, se quiera o no, son hermanos.Instó a
concluir el año 2013 pidiendo perdón y agradeciendo por todos los
beneficios recibidos de Dios, en especial por su paciencia y su
fidelidad, que se manifiestan en el sucederse de los tiempos, pero en
modo singular en la plenitud del tiempo, cuando mandó a su hijo, nacido
de una mujer. “La madre de Dios, en cuyo nombre mañana
iniciaremos un nuevo tramo de nuestro peregrinaje terreno, nos enseñe a
acoger a Dios hecho hombre, para que cada año, cada mes, cada día esté
lleno de su eterno amor”, apuntó.CHG
Despide el Papa 2013 con clamor por los desocupados y marginados
Según Jorge Mario Bergoglio al final de 2013 se debe recoger, como en un cesto, los días, las semanas, los meses que se han vivido a lo largo del año, para ofrecer todo a Dios
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