Cuba. Cuba se enfrenta a una crisis energética profunda que ha llevado al país a sufrir su cuarto apagón masivo en solo seis meses. El más reciente, ocurrido el pasado viernes, dejó a millones de personas sin electricidad durante más de 44 horas. Aunque la recuperación del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) ya está en marcha, con microsistemas alimentados por generadores de fueloil y la sincronización de grandes centrales, el déficit de generación sigue siendo crítico.
A pesar de los esfuerzos del Gobierno, que han incluido la puesta a máxima capacidad de las centrales flotantes en La Habana, el país sigue enfrentando un grave déficit de 1.335 megavatios (MW) durante las horas pico de consumo. Félix Estrada, director del despacho nacional de carga de la Unión Eléctrica (UNE), confirmó que la estabilización del sistema se había logrado parcialmente, pero la situación continúa siendo alarmante.
Te puede interesar leer: Cuba sufre su máximo apagón en años y deja el 57 % del país a oscuras
La raíz del problema radica en las carencias estructurales del sistema eléctrico cubano. Las plantas termoeléctricas envejecidas, la escasez de combustible como diésel y fueloil, y la falta de inversión en infraestructura han puesto en evidencia la fragilidad de la red eléctrica. Además, el embargo económico impuesto por Estados Unidos complica aún más la capacidad de Cuba para resolver la crisis.
Expertos estiman que se requerirían entre ocho mil y 10 mil millones de dólares para revitalizar el SEN, una cifra fuera del alcance del Gobierno cubano. Los apagones continúan afectando gravemente la economía nacional, que sufrió una contracción del 1,9 % en 2023, y alimentan el descontento social. Las interrupciones eléctricas han sido un factor clave en las protestas populares de 2021 y 2022, y no se descarta que sigan siendo un desencadenante de nuevos brotes de protesta en los próximos meses.