México. Durante los años 2000, cuando la televisión abierta aún reinaba en los hogares mexicanos, una mujer se convirtió en sinónimo de autoridad, sobriedad y temple: Montserrat Ontiveros. Su rostro se volvió emblemático gracias a su participación en “El rival más débil”, programa donde su estilo firme y su mítica frase finalizaban cada emisión con un sello inconfundible.
Pero antes de ese papel que la inmortalizó en la memoria del público, Montserrat ya había demostrado su talento como actriz. Su carrera incluía actuaciones en telenovelas exitosas como “Pueblo chico, infierno grande”, “Súbete a mi moto”, “Mujer comprada” y “La vida en el espejo”, trabajando tanto para Televisa como para TV Azteca. Esta versatilidad le permitió posicionarse como una de las figuras femeninas más sólidas de la industria.
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Sin embargo, cuando parecía que su carrera no podía ir más alto, tomó una decisión que desconcertó a muchos: dejarlo todo por amor. En pleno auge de su popularidad, Montserrat abandonó la televisión y emigró a Noruega, donde inició una nueva etapa de vida junto a su pareja.
El cambio fue drástico. De los foros de grabación y la atención mediática pasó a una existencia privada, enfocada en su vida familiar y alejada por completo del espectáculo mexicano. A pesar de que se le ofreció retomar su icónico rol en una posible nueva versión de “El rival más débil”, ella habría declinado.
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Aunque ya no aparece en pantalla, su legado sigue vivo. La elegancia y presencia con las que conquistó al público continúan siendo recordadas con cariño por quienes la vieron brillar.
Actualmente, Montserrat mantiene su vínculo con la actuación desde otro frente: el teatro. Se sabe que ha participado en puestas en escena en Europa, manteniéndose fiel a su pasión, aunque sin la exposición de antaño. Su presencia en redes sociales es escasa, pero cada tanto recibe mensajes nostálgicos de fans que no la han olvidado.
