Berlín.- Diez años después del
nacimiento de las controvertidas reformas del mercado laboral alemán,
conocidas como reformas Hartz, las alabanzas y las críticas se suceden
por igual: mientras que para unos fue un éxito en la lucha contra el
paro, para otros fue el camino hacia el fin del Estado de bienestar.
Las reformas Hartz incluidas en la famosa Agenda 2010 del entonces
canciller federal, el socialdemócrata Gerhard Schröder, sirvieron sobre
todo para llevar un mejor registro de las cifras de desempleados, pero
también incrementaron el número de contratos de trabajo precarios,
destacó DPA.
Se introdujeron términos como el de los famosos “minijobs” de 400 euros
al mes, el de “Ich AG” (“Yo sociedad anónima”), que posibilitaba a los
parados crear sus propias empresas con ayudas estatales, los
“Job-Center” u oficinas de empleo y la obligación de avisar y apuntarse
como “buscador de empleo” en el momento del despido.
Sin embargo, hoy, diez años después, mientras que el entramado
empresarial alaba el descenso del desempleo, el partido de La Izquierda
denuncia el fin del Estado social.
“Las leyes de Hartz sirvieron para centrar la atención en la lucha
contra el desempleo”, explica la secretaria general del partido
Socialdemócrata alemán (SPD), Andrea Nahles.
Aunque la política apoya el objetivo de la reforma de mejorar el
asesoramiento y recuento de los parados de larga duración, cree que
existe un lado oscuro. “El punto negativo de las reformas es el notable
aumento de los contratos laborales precarios”, comentó.
Todo comenzó el 16 de agosto de hace diez años, cuando el entonces
responsable de recursos humanos de la automotriz alemana Volkswagen
Peter Hartz presentó un informe de cómo luchar contra el desempleo a
petición del canciller socialdemócrata.
Hartz presidió entonces la Comisión para prestación de servicios
modernos y mercado laboral, conocida bajo el nombre de Comisión Hartz,
de la que saldría un informe con una serie de reformas llamadas Hartz
I-IV. Las tres primeras entraron en vigor entre 2003 y 2004, mientras
que la IV se implantó a inicios del 2005.
Sus propuestas provocaron grandes movilizaciones en el país, encabezadas
por los sindicatos que calificaron las reformas como “pobreza por ley”.
El descontento popular se hizo patente en 2005 cuando los alemanes,
incluidos miembros de su propio partido, castigaron a Gehrard Schröder
en las urnas y el SPD perdió en elecciones anticipadas frente al partido
cristianodemócrata (CDU) de Angela Merkel.
Para muchos críticos la introducción del Hartz IV se convirtió en lugar
de una lucha contra el desempleo en una “lucha contra los parados”,
donde todo tipo de trabajo, incluso los mal pagados, pasaron a
convertirse en trabajos razonables.
“La reducción de las cifras del paro se ha conseguido con trucos
estadísticos, reducción drástica de los salarios y una disminución de la
seguridad social de los ciudadanos”, declaró la presidenta del partido
de La Izquierda, Katja Kipping.
“Fue el mayor ataque contra el Estado de bienestar y contra los derechos
de los trabajadores desde la II Guerra Mundial”, agregó.
Por el contrario, para la ministra de Trabajo alemana, Ursula von der
Leyen, el balance es positivo. “En términos generales las reformas del
mercado laboral merecieron la pena”, declaró al canal de televisión
alemán N-TV.
“Los logros de la Agenda 2010 son notables”, alabó por su parte el
presidente de la patronal alemana, Dieter Hundt. “Sin estas reformas no
se hubiera podido reducir la cifra de parados por debajo de los tres
millones”, agregó al diario alemán “Neuen Osnabrücker Zeitung”.
Cuando Peter Hartz presentó sus propuestas existían en Alemania 3,8
millones de desempleados. Diez años y una reforma laboral después, la
cifra se redujo a casi 2,9 millones.
Entre medias, a comienzos del 2005 la cifra registró un valor récord de
5,2 millones cuando empezó a contabilizarse también a todos aquellos
ciudadanos que percibían la ayuda social pero que hasta el momento no
habían sido incluidos en las listas.
“La reforma de Hartz IV trajo claridad y realidad a las cifras de
desempleo y dejó patente cual era nuestro problema en el ámbito
laboral”, comentó el investigador del mercado laboral de Núremberg (IAB)
Ulrich Walwei.IN