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Alemania abrió el programa de doctorado Space Life para estudiar la vida en el espacio exterior e investigar también si es posible para el ser humano colonizar el espacio.
El programa curricular reúne a biólogos, científicos deportivos, médicos
o físicos de todo el mundo, inscritos en diversas universidades
alemanas.
Tina Koch investiga células cancerosas desde hace un año, para saber cómo reaccionarían en el espacio.
“Éste es el laboratorio de genética, nivel de seguridad uno. Para sacar
las células de la incubadora tengo primero que ponerme los guantes.
Luego tendré que llevarlas abajo manteniendo la esterilidad. Esto es
siempre un poco estresante para ellas, no les gusta, pero tengo que
hacerlo, es la hora de las radicaciones”, explicó a Deutsche Welle.
Tina tiene 29 años. Estudió biología y descubrió Space Life casi por accidente, mientras “googleaba” en Internet en busca de una plaza como doctorante.
“Hasta ese momento, nunca había tenido nada que ver con la investigación
espacial, así que simplemente me postulé y dio resultado. Mientras más
tiempo pasa, más me fascina”, contó Tina. Probablemente en el futuro,
sus investigaciones puedan contribuir a proteger mejor a los
astronautas.
Programa internacional
Los estudiantes extranjeros suman 25 y realizan sus experimentos en el Centro Aeroespacial Alemán (Deustches Zentrum für Luft- und Raumforschung,
DLR), previo acuerdo con sus tutores en las universidades alemanas
donde están inscritos, desde la ciudad de Kiel hasta la bávara
Ratisbona.
Las investigaciones se desarrollan en la sede del DLR en Colonia y
asisten a conferencias que se concentran en períodos lectivos de tres
meses y, una vez al año, todos los doctorandos del programa se reúnen
para presentar sus proyectos.
Alankrita Mrigatschki, de la India, estudió física, matemática y
electrónica; así que su formación interdisciplinaria le despierta
también un interés especial por conocer el trabajo de sus compañeros.
“Lo más estimulante de Space Life es el hecho de contar con
científicos de las más diversas formaciones, en el mismo edificio,
trabajando hacia el mismo objetivo: comprender mejor la vida en el
espacio”.
A diferencia de Tina, Alankrita, de 24 años, ha estado fascinada por la vida en el espacio desde que tiene uso de razón.
“Un evento clave para mí fue el eclipse solar de 1994, en la India.
Desde entonces tenía claro que un día trabajaría en este campo. Mirar
las estrellas de noche con el telescopio es una de mis grandes
aficiones.
“Somos un planeta tan pequeño y estamos tan concentrados en nosotros
mismos, que pareciera que no tenemos que preocuparnos por el espacio.
Sin embargo, nuestra vida depende del ciclo solar y de toda la galaxia”,
dijo la joven investigadora.
Interdisciplina
Mientras tanto, Tina Koch ha llegado por fin al sótano del DLR con su
cultivo de células. Cada dos días repite el mismo procedimiento para
comparar los resultados.
“Éste es nuestro equipo de radiografía. Aquí someto las células a
radiaciones para ver qué genes se activan. Para mi trabajo de doctorado
estoy interesada en genes muy específicos”.
El plan de trabajo diario de Tina Koch en el DLR no es muy diferente del
de otros biólogos en otros campos. Así que una y otra vez la joven
científica se ve obligada a decepcionar a los que creen que Space Life es sinónimo de experimentos en cápsulas flotantes y otras experiencias exóticas.
Todos para uno…
“Si uno mira mi proyecto aislado del resto no pensaría que esto tiene
algo que ver con el espacio. En principio, no hago algo muy diferente de
lo que hacía antes. Estoy metida en un laboratorio, trabajo con
células… bueno, esta es sólo una pieza del gran rompecabezas que es
nuestro proyecto de investigación espacial”, dijo Koch.
La física Alankrita desarrolla modelos ficticios del espacio por computadora.
Una bióloga china estudia cómo se transforma la médula ósea en el
espacio y, una puerta más allá, un fisiólogo deportivo desarrolla un
programa especial de entrenamiento de astronautas para frenar la
degradación ósea en contextos de ingravidez.
El futuro laboral
No todo el que obtenga su título de doctorado en el programa Space Life
encontrará trabajo luego en la investigación espacial. Pero el programa
no es un callejón sin salida, mucho de lo que se ha investigado en este
campo ha tenido luego una aplicación en la vida terrícola diaria.
Ese es el caso de los sartenes de teflón, los colchones de espuma de
goma contra dolores de espalda, así como programas deportivos para
astronautas que hoy son usados en programas de rehabilitación.
Sin dudas, el conocimiento inter y transdisciplinario adquirido en el
programa abrirá puertas a los graduados. Pero Alankrita lo tiene claro,
ella quiere permanecer en la investigación espacial.
“¡Por supuesto! No importa que no esté de cuerpo presente en el espacio.
La investigación espacial en la India está aún en pañales, así que con
mi título de doctorado estaré a su nivel. Mi mayor sueño es poder
trabajar allí”, concluyó.