Praga.- La ola de intoxicaciones con alcohol adulterado en la República Checa,
que ha matado a 25 personas, ha puesto de manifiesto la necesidad de
mejorar la protección del consumidor en este país centroeuropeo.
Así lo explicó hoy a EFE en Praga Gerta Mazalova, presidenta de la
Agrupación para la Defensa de los Consumidores (SOS), quien aseguró que
“en cada región” de la República Checa decenas de personas se han
dirigido a la entidad que dirige.
Para evitar nuevas crisis como la desatada por la venta de licores
adulterados con metanol, la defensa del consumidor requiere un aumento
de las competencias de los órganos de control y supervisión del Estado,
destacó.
“Se habla de controles más estrictos en el mercado negro. Creo que
nuestros órganos de supervisión deberían tener mucha más capacidad de
maniobra, mayores multas, grandes multas, porque esto es realmente
peligroso”, declaró Mazalova.
Sobre el caso del metanol, que ha conmocionado a la población del país y
ha llevado al Ejecutivo de Praga a establecer el pasado día 14 una
prohibición de venta de alcohol de más de 20 grados, Mazalova reconoce
cierta negligencia por parte del Estado.
Opina que probablemente algunas de sus labores de control deberían haber
funcionado antes, y aboga por aplicar rigurosamente la legislación
sobre daños producidos por un producto defectuoso, donde la
responsabilidad recae en productores e importadores.
La Cámara Alimentaria también se pronuncia a favor de “fortalecer mucho
más los controles” en el sector, según reconoció en declaraciones a EFE
su portavoz, Dana Vecerova.
Sobre todo se requiere un mayor control del mercado negro, donde se
comercializa el alcohol sin sello fiscal o con sello falsificado y desde
donde se surten “restaurantes populares, quioscos y la tienda de la
esquina, y no restaurantes buenos y supermercados”.
Tanto la Cámara Alimentaria como la SOS consideran posible levantar la
prohibición, siempre que los agentes del mercado puedan demostrar el
origen de sus productos.
“Si se garantiza la seguridad de los consumidores, no estamos en contra de la vuelta a la normalidad”, dijo Mazalova.
La “ley seca” impuesta por Praga levantó una oleada de críticas en el sector de restauración y venta al detalle.
A pesar de los 25 muertos y casi medio centenar de intoxicados, se
espera que el ministro de Agricultura, Petr Bendl, proponga al Consejo
de Ministros suavizar la prohibición, que se ha aplicado sin paliativos a
todos los que venden licores a consumidores finales.
Nga Truonq Thi, responsable del supermercado vietnamita “Fivuza”, en el
centro de Praga, espera incluso la cancelación de la prohibición. En su
establecimiento, los dos estantes de licores están recubiertos de papel
de envolver opaco.
“La prohibición es muy dura y no sé si está justificada”, comentó a EFE Nga Truong Thi.
“Es inútil que se haya aplicado la prohibición a esa escala”, consideró
por su parte Sylvio Spohr, propietario del prestigioso Café Louvre de la
capital checa.
La cadena de supermercados Tesco calcula que la medida le supondrá una
merma de 120 mil euros en sus ingresos, ya que esta partida constituye
el 2.5 por ciento de la facturación checa.
“Estamos convencidos de que el Gobierno tendrá en la cabeza a todos los
agentes honrados, que son capaces de documentar el origen de sus
mercaderías y que no participaron en el negocio con alcohol adulterado”,
declaró a EFE Jan W. Dvorak, director de comunicaciones de Tesco.
La Policía informó el lunes de que ha dado con el origen del alcohol
metílico venenoso, que sirvió para adulterar cerca de 15 mil litros de
bebidas alcohólicas, de los cuales 10 mil litros ya han sido
identificados y retirados de la circulación.
Son dos los principales encausados, que se encuentran en prisión preventiva y a los que se considera cerebros de la trama.
CHG