Sinaloa.- El 2023 sin lugar a dudas quedará en los anales de la historia como el año en el que el infierno se apoderó del mundo y en especial de Sinaloa, en donde las altas temperaturas propiciadas por el fenómeno de El Niño no dieron tregua.
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Hielo al inicio, fuego al final
El termómetro sinaloense colapsó al inicio del 2023 con marcadores por debajo de los cero grados y las mínimas reportadas en el periodo invernal fueron de -4 grados en zonas serranas colindantes a la sierra Madre Occidental; incluso se presentó la caída de agua nieve y nieve, pero las cosas no durarían para siempre y la entidad poco a poco se fue preparando para lo que vendría para después.
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La primavera transcurrió al tiempo que los especialistas anunciaban al temido fenómeno de El Niño que durante 9 meses cambió todo para el planeta Tierra y que para Sinaloa representó un periodo caliente, seco y fenómenos que vio pasar sin pena ni gloria.
El infierno de un verano que limitó al otoño y aplazó al invierno
51 grados centígrados a la sombra son para derretir a cualquiera, y Sinaloa los tuvo en un verano ardiente y peligroso que cobró la vida de varias personas por golpes de calor e insolación.
El Niño en todo su apogeo determinó que se encaminaría a convertir al año 2023 en el más caliente jamás vivido y hasta diciembre, el pronóstico se marcó por la OMM, con un 99 por ciento de probabilidad de que así sea.
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La sequía
El llamado Monzón Mexicano dio sus primeras muestras durante las últimas semanas de abril, pero este año no fue lo esperado. Mayo llegó y las anheladas lluvias no despuntaron, así como tampoco la temporada de ciclones y huracanes que llegó tardíamente al Pacífico.
Debieron pasar 42 días para que el primer sistema “Adrian”, hiciera acto de presencia pero muy lejos del país; para entonces el temor de Sinaloa se patentizaba: la sequía
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Nada fue con el 2022 cuando el superavit de lluvias alentó al sector primario de la entidad; agosto llegó y la carencia de sistemas representativos fue notoria; las nubes no despuntaron ni con los bombardeos que el gobierno del estado estableció para hacer llover, aunque sea, de manera forzada.
20 oportunidades, un solo acercamiento
Hasta octubre pasaron 16 oportunidades ciclónicas, ninguna con acercamiento como el que tuvo “Norma”. El huracán de doble impacto fue el único que se atrevió a tocar tierra sinaloense. Sus vientos fueron agresivos en la zona norte, las lluvias abundantes en el centro y y sur, pero por desgracia no llegaron a donde debían, a las presas.
Otis que hasta el momento se queda como el huracán categoría 5 más devastador y rápido en desarrollarse en la historia en la cuenca del Pacífico impactó Guerrero, pero de ese pulso ni una sola gota llegó a Sinaloa.
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Durante el 2023, la entidad marcó pocos días de lluvias intensas: 100 milímetros entre el 25 y 26 de agosto, 101.5 mm entre el 30 y 31 del mismo mes; 190 mm el 5 de septiembre por una celda de tormenta que impulsó el huracán categoría 5 “Jova” que tomó un camino lejano de la costa; 100 mm del 6 a 7 de octubre, 141.5 mm del 21 al 22 y de ahí en adelante NADA.
La temporada de lluvias y ciclones se fue, y con ella la esperanza de agua para las presas y por ende, el temido regreso de las heladas para el 2024 ya que el pronóstico del Servicio Meteorológico Nacional es de humedad y mucho frío, con la que El Niño muestra su otra cara, otra que para Sinaloa no es la mejor.
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¿Qué viene para Sinaloa para el 2024?
Solo el clima, que se rige bajo sus propias reglas lo sabe, pero de acuerdo a las proyecciones, El Niño continuará su pulso hasta el verano cuando se espera que La Niña asome sus intenciones y se establezca, y quizá otro infierno se registre, solo esperamos que para Sinaloa no sea el peor, ya que ni el campo, ni la pesca, ni todas las actividades económicas que dependen de estas, lo podrán soportar.
