Inglaterra.- Los miembros de la realeza probaron que están preparados para todo, incluso para organizar una boda en plena pandemia por COVID-19. Este año ha dio muy desafiante para el mundo y para ellos también, pero por otro lado, más allá de las circunstancias, el amor siempre se contagia.
Aunque autoridades sanitarias recomiendan evitar las reuniones en lugares cerrados y con mucha aglomeración, hay quienes no pudieron posponer por más tiempo su boda y decidieron aplicar todos los protocolos sanitarios durante la ceremonia que esto conlleva, para que este momento especial no se hiciera esperar por más tiempo
Una de las primeras ceremonias reales, que se llevó a cabo tras darse esta situación del COVID, fue la boda de Beatriz de York y Edoardo Mapelli Mozzi. Aunque habían planeado casarse en mayo, decidieron esperar unos meses hasta que esto mejorara un poco.
Finalmente, el evento nupcial se llevó a cabo en la capilla de la Reina Victoria, ubicada dentro del Castillo de Windsor, que era donde se podía aplicar mejor el distanciamiento social. También contó con una pequeña fiesta en Royal Lodge a la que asistieron solo 14 personas.
Por otro lado, la boda Real que se consagró como la más austera de todas fue la de Cressida Bonas y Harry Wentworth-Stanley. Generó sorpresa entre los expertos en realeza porque se planificó en dos semanas, la actriz lució un vestido que encontró en el fondo de su armario y asistieron solo 30 personas, entre las cuales no estaba el Duque de Sussex.
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