México.- El 6 de agosto de 1945 es una de las fechas históricas más importantes que el mundo puede recordar, pues ese día sucedió la detonación de la primera bomba atómica en Hiroshima, Japón. El suceso trajo consigo devastadores consecuencias en el cual miles de personas perdieron la vida y empezó una nueva era a mediados del siglo XX que fue la fabricación de más armas de destrucción masiva entre las potencias de Estados Unidos, Rusia y otros países del que hoy en día todavía continúa abriendo debates tanto de su elaboración como el empleo de dichas armas.
El director de cine Christopher Nolan estrenó hace una semana la película de Oppenheimer, una cinta que retrata un drama histórico sobre la vida del científico J. Robert Oppenheimer quien sería nombrado como “el padre de las bombas atómicas” debido a su participación en el diseño de estas en el proyecto Manhattan durante la Segunda Guerra Mundial.
Aunque la cinta está teniendo de las mejores recepciones del año y consagrando el trabajo de Nolan hasta llamarlo como su “obra maestra”, pocas veces se ha hablado de los víctimas y sobrevivientes de la detonación en las ciudades japonesas en Hiroshima y Nagasaki a pesar de haber pasado 79 años. ¿Cómo habrán recibido los japoneses “Oppenheimer”?, ¿qué pensarán después de verla?
Aun si Universal Pictures y demás distribuidoras no han puesto todavía el largometraje en tierras niponas, el estudio de cine logró ponerse en contacto con un sobreviviente quien ya vio la película para compartir sus pensamientos acerca de la cinta.
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Su nombre es Yasuaki Yamashita, un hombre de origen japonés que radica en México desde 1968 quien se mostró dispuesto a ver la película sabiendo que podría recordar un terrible episodio de su vida que quedó marcado al salir vivo del ataque nuclear en Hiroshima en agosto de 1945.
El hombre de tercera edad contó al equipo de Universal Pictures México cómo había sido ese terrible día y cómo fue que sobrevivió de la gran destrucción que cayó en su ciudad natal cuando era solo un niño. Según cuenta, caminaba de regreso a casa con su madre cuando vieron un extraño avión sobrevolando la ciudad. Estando en guerra, pensaron que sería un bombardeo regular, y su madre lo llevó rápidamente a la casa para esconderse en su refugio.
“En el momento en el que entramos a la casa, vino una explosión terrible. Ya pueden tener hoy en día de la explosión aquí en la película. Era una luz tremenda, como si fueran mil relámpagos al mismo tiempo. Empezamos a sentir que muchas cosas volaban sobre nosotros”.
Tamashita dijo que estaba muy interesado en ver la película y comprender a Robert Oppenheimer y su personalidad. Quería conocer los pensamientos del científico mientras desarrollaba el arma más destructiva que había visto la historia.
“Estaba realmente temblando de tristeza, memoria y sufrimiento. Cuando realmente iba a ser el escenario de la prueba atómica, empecé a sufrir. No pude ver la película. Tuve que taparme los ojos y comencé a llorar”, dijo un emocionado Yamashita.
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A pesar de que Yamashita ver la película le había provocado recuerdos tristes, afirmó que valía la pena mirar la historia que presentaba el director. También el japonés exhortó a los jóvenes a que acudieran al cine y conocer las consecuencias la fabricación del arma nuclear para que “la gente entienda que jamás pudiera suceder nuevamente esta tragedia”.
“Vale la pena que la vean, sobre todo los jóvenes. Que sepan todo lo sucedió, todo el proceso de la bomba atómica hasta su consecuencia. Lo importante de ver esta película es para que la gente entienda que jamás suceda nuevamente esta tragedia. Si se le olvida a uno, se puede repetir. Por eso creo que es importante, sobre todo los jóvenes, que vean que no se puede repetir. Que nadie puede sufrir como sufrimos nosotros”
Pese a las secuelas tanto psicológicas como físicas de la explosión, Yamashita confiesa no sentir ningún sentimiento negativo hacia los estadunidenses, ya que estaba más preocupado salir vivo que concentrar resentimiento hacia personas que no conocia.
También de toda la discriminación que soportó durante su adolescencia y adultez, por miedo a los efectos de la radiación, Yasuaki Yamashita dijo que encontró en México un hogar para empezar de nuevo cuando lo enviaron a cubrir los Juegos Olímpicos de la Ciudad de México; en el momento en que puso un pie en el país, supo que este era el lugar al que pertenecía.
“México me recibió de brazos abiertos y me dio cariño. Desde el primer paso que di en México, hubo una persona que salvó mi vida […]. México me dio la segunda vida. Por eso el cariño, el amor de los mexicanos me dio una lección para quedarme en México para siempre”.
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