?Madrid.- El realizador mexicano Alejandro González Iñárritu y el actor español
Javier Bardem unen fuerzas en “Biutiful” , película premiada en el
Festival de Cannes en la que, desde las profundidades más sórdidas de
Barcelona, demuestran “que no todo lo bello es hermoso” .
Tras los relatos corales y puzzles temporales de “Babel” o de “Amores
perros” , González Iñárritu convierte a Javier Bardem en el astro rey de
su nuevo universo. “Es un solo personaje y un solo punto de vista,
pero, más que lineal, su estructura es circular” , reconoció el
realizador en la presentación de la película en Madrid.
El realizador, que por primera vez no ha escrito el guión con su
colaborador habitual, Guillermo Arriaga, hace girar ahora su historia
alrededor del “sol” Bardem.
“Su trabajo es monumental” , sentenció el director, y así lo consideró
también el jurado del Festival de Cannes al darle el premio de
interpretación.
Uxbal, su personaje, “tiene un destino bastante desafortunado y eso le
sirve de espejo de sus propias miserias” , explicó el ganador del Óscar
por “No Country for Old Men” . “Está teñido de tragedia griega” y, así,
sentimientos como “el sacrificio, la empatía y la compasión” van
desgranándose en su vida al límite.
Vive los últimos días de su existencia entre el apadrinamiento y la
explotación de inmigrantes ilegales, entre el amor a una esposa bipolar y
el abandono que sufren sus hijos. Entre el diálogo con los muertos y el
avance de su propia metástasis.
“Es una apuesta por la contradicción misma de nuestra existencia” ,
sintetizó González Iñárritu, “El personaje se encuentra iluminándose
cuando se enfrenta con la oscuridad de la muerte”.
“Biutiful” , en la que también aparecen la actriz argentina Maricel
Álvarez y los españoles Eduard Fernández y Ana Wagener, busca en
Barcelona un retrato de la emigración ilegal, “la esclavitud del siglo
XXI” según González Iñárritu. “Son ignorados, invisibles y explotados
legalmente por su propia ilegalidad” , resumió.
Y, como es acostumbrado en su cine, no tiene concesiones con el
espectador a la hora de desnudar el horror. “No puedo pasteurizar algo
con tantos grados de tragedia” , se justificó.
Para Bardem, la película ha sido algo más que una experiencia
profesional. “A nivel intelectual todos entendemos los problemas que
tiene el mundo, pero como actor estás obligado a acercarte a ellos como
experiencia sensitiva. A comer con ellos, a escucharlos” , reconoció.
Ahora, no obstante, las vistas están puestas en el glamour y la alfombra
roja de los Óscar, premios para los que suena “Biutiful” . “Ya estamos
comprando a todos los votantes” , bromeó Bardem.
“Estoy muy orgulloso de la película y creo que toca puntos de reflexión
importantes. Eso me motiva para promocionar esta película y hacer que se
vea” , ha dicho, pero la batalla por el premio más famoso del cine
“corre paralela a uno” , remachó.