Estados Unidos.- El actor Ben Affleck reconoció a Efe que ve “posible” que Hollywood
colabore actualmente con la CIA para misiones que van más allá de la
gran pantalla, una conclusión poco descabellada después de conocer la
trama de su próximo filme, Argo, que se estrena el 12 de octubre en EE.UU.
La película cuenta el rocambolesco rescate en 1980 de seis funcionarios
de la embajada estadounidense en Teherán durante la famosa crisis iraní
de los rehenes haciéndolos pasar, de la noche a la mañana, por miembros
de un equipo de rodaje canadiense de una cinta de ciencia ficción al
estilo de Star Wars.
El argumento bien podría haber sido parte de una comedia de espías del
difunto Leslie Nielsen, pero fue una historia real y el “mejor peor
plan” -tal y como cuenta el guion- de las autoridades de EE.UU. para dar
esquinazo al régimen del ayatolá Jomeini y salvar la vida de sus
compatriotas extraviados.
“La película es bastante fiel a los hechos”, indicó Affleck en el hotel
Beverly Hilton de Beverly Hills, uno de los escenarios del largometraje,
donde recibió a Efe hablando en español, algo cansado y sin la barba
que lució en la filmación.
Affleck protagonizó y dirigió el largometraje con aires setenteros que
produjo junto con George Clooney y en el que encarnó a Antonio “Tony”
Méndez, el agente secreto que ejecutó la disparatada misión cuya
existencia se mantuvo en secreto hasta principios de este siglo.
Méndez se alió con el artista de maquillaje de El planeta de los simios,
John Chambers (John Goodman) y el productor Lester Siegel (Alan Arkin)
para montar una compañía falsa y publicitar a bombo y platillo el rodaje
de Argo, nombre también del falso film, para dar una coartada a su misión bendecida por el Gobierno de EE.UU.
“Definitivamente es posible que pudiera pasar actualmente el mismo tipo
de colaboración entre la CIA y Hollywood, porque ya pasó. No estoy
seguro de que se esté dando, lo que sí sé es que yo no estoy envuelto.
No estoy trabajando con la CIA”, comentó Affleck.
El director de The Town y Gone Baby Gone sí se mostró
dispuesto, sin embargo, a apoyar a la Agencia Central de Inteligencia si
requiriera de su ayuda para algún trabajo siempre y cuando él pudiera
hacerse “el valiente” sin moverse de casa.
Menos reparos tuvo a la hora de rodar su película y, al igual que su personaje en Argo,
se dirigió a las autoridades de Irán en busca de permisos para grabar,
unas licencias que no le concedieron y le llevaron a reproducir el
ambiente de Teherán en Turquía.
“Era más fácil ir a filmar a Irán en 1979 de lo que es ahora”,
reflexionó Affleck, quien supuso que las autoridades de ese país
desconfiaron de una producción como la suya después del engaño de Argo: “Ya conocen ese truco, ahora tienes que pretender ser alguna otra cosa”.
El actor, sin embargo, tendió una mano a Teherán y se ofreció para asistir al estreno de Argo
en la capital de Irán si es que llegara a producirse algún día, algo
que no parece probable dada la situación de tensión actual en la región y
el contenido del filme.
“La historia se está repitiendo de alguna forma, muchas de las
grabaciones de hace 30 años que revisé como investigación para este
guion parecen exactamente iguales de lo que estoy viendo en televisión
actualmente. Esto me hace pensar que es triste que no hayamos resuelto
ninguno de estos conflictos”, indicó Affleck.
El artista, que admitió omisiones y añadidos sobre lo ocurrido por el
bien de la “tensión narrativa”, contó en su equipo con el director de
fotografía mexicano Rodrigo Prieto, pieza fundamental para capturar la
esencia de la época y de quien aprendió, entre otras cosas, la palabra
“cabrón”.
Affleck vivió un año en su adolescencia en México, un país donde le
gustaría rodar una película aunque le resulta “peligroso”, dijo, casi
tanto o más que Irán.
A raíz del estreno de Argo, el propietario del guion original
de la cinta de ciencia ficción que se utilizó como excusa para la misión
de la CIA en 1980 está buscando oportunamente a alguien que quiera
producir el largometraje.
“Yo no voy a comprar los derechos”, dijo rotundo Affleck, que negó haber leído la historia escrita por Roger Zelazny y titulada Lords of Lights” (1967) antes de que fuera rebautizada Argo como parte de la tapadera urdida entre Hollywood y la CIA.NE