México.- “Me siento perdido en este mundo y mi último fracaso, será tu amor” dice una de las canciones interpretadas por el ídolo del pueblo, Pedro Infante Cruz, quien un día como hoy 15 de abril, falleció a los 39 años de edad.
Son 64 años sin Pedro Infante, a quien un accidente aéreo en Mérida, Yucatán, le arrebató la vida en aquel 1957 que hizo que México se paralizara y muchos sintieron la desolación de su partida.
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Pedro Infante Cruz nació el 18 de noviembre de 1917 en el puerto de Mazatlán, Sinaloa; si carisma, simpatía y don de gente, lo ubicaron rápidamente en el selectivo mundo del cine; sus películas eran ampliamente solicitadas y era obvio que la fama le llegara de inmediato.
Recibió premios al pormayor, pero uno de los más destacados, fue el Oso de plata al mejor actor en 1957, sí el mismo año de su muerte, por Tizoc: Amor indio con quien compartió escena con la diva de México, María Félix.
Pedro Infante fue un fanático de la aviación. Hasta el día de su muerte había acumulado 2989 horas de vuelo como piloto y su deseo se cumplió, ya que muchos aseguran que en alguna ocasión mencionó que si moría, lo quería hacer volando.
Sin embargo, el “Capitán Cruz” como se le nombró, no previó que aquel 15 de abril y tras una falla, su aeronave se desplomaría; ni los dos antecedentes previos, uno en Guasave, Sinaloa y otro más en Zitácuaro, Michoacán, que le dejaron heridas considerables e incluso una placa de platino en su cráneo, lo hicieron desistir de la fascinación por el vuelo.
Pedro Infante no se fue solo, dos personas más perecieron en el accidente de Yucatán; el anuncio de su muerte generó crisis nerviosa, desmayos y mucho llanto
El 15 de abril de 1957, Pedro Infante piloteaba un C-87 Liberator Express de fabricación estadounidense, matrícula XA KUN perteneciente a la empresa TAMSA, de la que era socio. Este modelo de avión se derivaba del B-24 Liberator, un bombardero de la Segunda Guerra Mundial que se consideraba ya obsoleto para uso militar pero todavía útil en aplicaciones civiles.
Poco después de despegar del aeropuerto de Mérida acompañado por el capitán Víctor M. Vidal y el mecánico de vuelo Marciano Bautista, y tras apenas alcanzar unos 200 metros de altura, el C-87 piloteado por Infante se desplomó entre las 7:30 y las 8:00 horas en pleno centro de la ciudad de Mérida, Yucatán, en el sureste de México.
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El avión impactó boca abajo, lo que sugiere una pérdida total de control. La investigación del accidente determinó como causa probable que “se debió a un error de maniobra consistente en ejecutar dos virajes hacia el rumbo de la Ciudad de México sin conformarse a las especificaciones de distancia y procedimientos, y por debajo de las altitudes y velocidades indicadas.
Pedro Infante murió, y aunque muchos dicen que es falso, que aun camina por las calles de México con otro nombre, e incluso, otros más aseguran que su alma no descansa en paz, como lo que sucede en su casa en Mérida, Yucatán en donde dicen que han visto su fantasma, lo cierto es que Pedro Infante nunca morirá, y se mantendrá en el recuerdo como el ídolo del pueblo y una de las figuras más carismáticas y queridas de todos los tiempos.
