CIUDAD DE MÉXICO.- Después de aquel golazo en el Estadio Azteca en octavos de final contra
Bulgaria, en México 86, Manuel Negrete aterrizó en territorio europeo.
Hasta antes de esa Copa del Mundo, pocos ubicaban al equipo mexicano y
él, a fuerza de ser sincero, ni siquiera se sabía los colores del
Sporting de Lisboa ni cómo apodaban al conjunto portugués, al cual
emigró.
Desde aquel año a la fecha, apenas 12 jugadores, incluido Manolo, han
aprovechado el escaparate mundialista para enrolarse en el viejo
continente con modestas perspectivas. La pobre suma obedece a muchas
razones, según Negrete.
“Hoy, gracias a la tecnología, el equipo mexicano es más visto en todo
el mundo, antes eso era muy complicado. No nos conocían y nosotros
tampoco sabíamos de los equipos”, comparte Manolo.
Además, los clubes mexicanos, para no quedarse parchados, de antaño
cotizan muy alto a sus seleccionados: “El futbol europeo no está apto
para pagar a un mexicano, porque no lo conoce, dado que no tienen la
promoción de argentinos y brasileños, pero por supuesto que lo vale”,
arguye el ex mundialista.
Negrete recuerda que “a mí me tocó un poco el problema de la adaptación,
que necesitaba más tiempo; no se tuvo la posibilidad de comprar mi
carta y me regresé, pero no era por lo futbolístico, sino más
administrativo”, pretexta el otrora ídolo auriazul.
Para Mario Trejo, director deportivo de Pumas, club que negoció después
de Sudáfrica 2010 la salida de Pablo Barrera y de Efraín Juárez -únicos
que se fueron después del último Mundial, concretado el cierre de
registros el pasado 31 de agosto-, asegura que el jugador por sí solo es
el que se abre las puertas, luego de un certamen de esta magnitud.
“Finalmente es el jugador, por sí solo, con sus cualidades, con su
capacidad, inclusive algunos no siendo titulares, como en el caso de
Pablo, pero cada vez que entró dio muestras fehacientes de su valía, de
su velocidad, de sus características, que seguramente fueron las que
llamaron la atención, no de uno sino de varios clubes que se acercaron
para preguntar por él, al igual que lo hizo Efraín con su quite,
combatividad, velocidad y personalidad”, resume el dirigente.
Curiosamente, Pumas es de los clubes que de antaño más provecho han
sacado a la vitrina mundialista con múltiples piezas de exportación,
desde Hugo Sánchez hasta Pablo Barrera.
“El porqué o cómo deberíamos aprovechar más como Selección Nacional, eso
ya implica desde la preparación, el trazarse quizá como uno de los
objetivos importantes, el pasar a la ronda de cuartos, luego a
semifinales, pero yo siempre he dicho que esto es paso a paso”.
Y sugiere que “de repente vamos con la idea un poco engañada, medio
inflada por cuestiones de tipo promocional o comercial, en las que se
empieza a mencionar que podemos ser campeones del mundo y se genera una
serie de expectativas que no son reales para el futbol mexicano, esa es
la verdad. Todavía no lo son”.
Al igual que Negrete, Trejo piensa que a la hora de comparar con
jugadores de otros países ellos “nos llevan ventaja, están más
acreditados, tienen un mercado abierto, conexiones consolidadas entre
aquellos clubes que los pretenden y los sudamericanos, quienes son
exportadores”.
A manera de solución, Negrete pide “reducir las grandes cantidades que
se dejan pedir” por los futbolistas, porque además aquí “hay que
reconocer que se pagan muy buenos sueldos, sobre todo a los jugadores
seleccionados”.
En esa sintonía, las instituciones deportivas procuran recuperar parte
de su inversión: “También hay que pensar un poquito como dueño, pero de
ahí a sacar lo más que se pueda y darle oportunidad a esos jugadores que
se desarrollen, que crezcan y que al final sea una inversión para la
Selección Nacional…”.
Sin embargo, el estratega de Estudiantes-Tecos, Miguel Herrera, cree que
en el escaparate desaprovechado contribuyó, en Sudáfrica, El Vasco
Aguirre. “Me parece que en principio Javier actuaba con razón, pero
después creo que en los partidos amistosos tenía que haber dado más
oportunidad para ver y confiar en ellos, porque terminando el Mundial
sabía que tenía una buena camada, pero él fue el primero en no
aprovecharla”, lamenta.
“Pienso que le faltó tiempo y en los partidos amistosos previos al
Mundial, ponerlos y confiar en ellos, porque podíamos estar contando con
jugadores importantes en Europa”.
