Beijing.- Como un rayo atravesó la pista a toda velocidad. Usain Bolt no dejó nada a la suerte y se coronó en Beijing 2008 con una impresionante actuación. En la justa veraniega de hace 16 años la medalla de oro se enamoró del jamaicano y no se bajó de su cuello en toda la competición.
Años de preparación del nacido en Sherwood Content, Jamaica, lo llevaron al pináculo del esfuerzo sobrehumano en los juegos olímpicos de 2008, donde ante la mirada atónita de todo el mundo, el joven que soñaba con correr se convirtió en el hombre más rápido del planeta.
Pues poco antes de Beijing 2008 ya avisaba lo que sería su dominio generacional. Bolt compitió en el Mundial de Osaka en 2007 y la medalla que obtuvo en los 200 metros planos lo motivó para enfocarse de lleno en su carrera profesional y dejar una huella en la historia del atletismo mundial.
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A partir de entonces concentró sus esfuerzos en la prueba de los 100 m y su primer evento fue en Kingston el 3 de mayo de 2008. Ese día su registro fue de 9.76 s, con el viento a su favor mejoró notablemente su marca personal de 10.03 segundos.
Ya en Beijing nadie pudo detenerlo. Las pruebas dejaron todo claro, cuando Bolt, ante la mirada atónita de los presentes, clasificó a la final de los 100 m con marcas de 9.92 segundos y 9.85 en la ronda previa y semifinales, respectivamente.
En la final, Usain se divirtió como si se tratase de un adulto compitiendo contra niños, ese día, su sueño se hizo realidad. En la final de los 100 metros planos se agenció una extraordinaria marca de 9.69 s con un tiempo de reacción de 0.165 s.81.
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Bolt había batido el récord mundial y además se había colocado muy por delante del segundo puesto de Richard Thompson, quien acabó con registro de 9.89 segundos.
Su entrenador concluyó que basándose en la velocidad de los primeros 60 m podría haber finalizado con un tiempo de 9.52 s.85 y tras un análisis científico de la carrera por parte de la Universidad de Oslo, determinaron lo mismo.
Los investigadores concluyeron que bien pudo haber rebajado el tiempo a 9.60 segundos, al considerar factores como su posición, aceleración y velocidad con respecto al segundo lugar. La marca podría haber rondado los 9.55 si no hubiese desacelerado.
Curiosamente el mismo competidor declaró que no era su objetivo establecer una marca mundial, sino ganar una medalla dorada en los Juegos Olímpicos.
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Por otra parte, había mostrado su entusiasmo por la victoria con golpes en el pecho aún antes de llegar a la meta, una conducta que algunos interpretaron como fanfarronería, según opinó el medallista Kriss Akabussi, quien además hizo notar que tales acciones le impidieron un tiempo más rápido. Por su parte, también el presidente del COI, Jacques Rogge, reprochó el comportamiento del joven y lo tildó de irrespetuoso.
Irrespetuoso o no para los rivales, los aficionados opinaban distinto, pues la sonrisa de Usain al ver concretado el esfuerzo de toda una vida se volvió contagiosa a través del mundo, llenando a este deporte de felicidad al ver el nacimiento de una leyenda.
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