EU.- Corría el 14 de Junio de 1998 cuando Chicago Bulls enfrentaba a Utah Jazz en el juego 6 de las finales de la NBA, un encuentro que trascendería en la historia del deporte mundial por la manera en que los toros obtuvieron su sexto anillo.
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El duelo se jugó en territorio Jazz, donde más de 19 mil personas esperaban que su equipo pudiera empatar la serie que de momento lideraba Chicago 3-2. Situación que se estaba cumpliendo tras los primeros tres períodos, donde el cuadro local tenía una mínima pero considerable ventaja de 66-61 y ponía a todos los aficionados a soñar con un hipotético séptimo juego.
Sin embargo, todo cambió en el último cuarto con una remontada de Chicago, quienes poco a poco fueron acechando en el marcador al equipo de Utah hasta los instantes finales del encuentro, donde la magia sucedió.
Con el marcador 85-86 a favor de Utah y la última posesión a su favor todo parecía decantarse por una victoria local, pero todo dio un giro inesperado cuando Michael Jordan robó el balón en manos de Karl Malone y con 17 segundos en el cronometro comenzó su camino hacia campo contrario, fue en ese instante donde todos sabían lo que sucedería.
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“Su majestad” mostró un semblante relajado y sin dar una señal sus compañeros entendieron que era su momento. Los segundos se agotaban y MJ comenzó la magia, quitándose de encima a Bryon Russell con un solo movimiento, creándose el espacio para un decisivo disparo y con 5 segundos en el reloj encestó.
Colocando así el marcador 87-86 y tras una ineficaz jugada de Utah el cronómetro llegó a 0, terminando el partido y otorgando el campeonato a Chicago. De esta manera, Michael y sus Bulls consiguieron su sexto anillo, cerrando con broche de oro la dinastía del equipo y el último capítulo de Jordan en la institución.
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