Pretoria.- El carisma de Diego Armando Maradona contra la pizarra de Javier
Aguirre, el empuje motivador del hombre que lo sabe todo de un Mundial de
fútbol contra la astucia del fino estratega capaz de poner a la táctica de su
lado.
El Argentina-México del próximo domingo es, entre otros, un duelo entre el
“pelusa” y el “vasco”, entre dos concepciones diferentes de
entender el banquillo, el futbol, incluso la vida.
La intuición de Maradona, su capacidad para hacer un grupo de “23
fieras” dispuestas a “dar la vida” por la Albiceleste, a dejarse
la piel por unos colores aunque eso implique renunciar a una disposición
táctica impecable, son el principal valor del seleccionador argentino, que vive
su primera gran experiencia en un banquillo.
Su experiencia en una gran competición como el Mundial, que disputó como
jugador en cuatro ocasiones, una de ellas con triunfo final, y su capacidad de
motivar a los jugadores son las principales características que los futbolistas
destacan de su técnico.
“Puede que no sea el mejor entrenador del mundo, pero es un motivador
nato”, afirmó Gonzalo Higuaín, que consideró “un privilegio poder
verlo en el banco”.
Todos los integrantes de la selección argentina han crecido con Maradona
como ídolo y eso le hace gozar de un enorme respeto en el banquillo, un arma en
manos del seleccionador, que no duda en explotarla.
Ha hecho de la relación con sus jugadores algo personal, recorre las
habitaciones de la concentración, habla con ellos, trasmite consejos y
recomendaciones. El trato es incluso emocional, porque no se queda sólo en lo
profesional. Los jugadores han reconocido la importancia que tiene para ellos
el abrazo que reciben de Maradona al final de cada partido.
Frente a esa relación casi paternal, Aguirre promueve en su grupo una
disciplina táctica por encima de cualquier otro factor. Su fortaleza es su
pizarra, de la que trata de obtener el mayor rendimiento posible, siempre en
busca del ataque, de un juego ofensivo y vistoso sin perder el equilibrio.
A diferencia de Maradona, que lo fía todo al acierto anotador de sus hombres
y coloca hasta a cuatro jugadores de vocación ofensiva, el “vasco”
trata de equilibrar el equipo entre la defensa y el ataque.
Para ello, otorga una gran importancia a la disciplina táctica, arma con la
que espera desarbolar la propuesta ofensiva de Argentina, que muchos
observadores en Sudáfrica consideran un gigante con los pies de barro.
El juego de México, pese a que sólo ha logrado una victoria en el Mundial,
se ha hecho acreedor de muchas alabanzas por parte de otros técnicos, que
consideran que ha logrado el perseguido balance entre una apuesta ofensiva sin
descuidar la parcela de contención.
A partir de ahí, los partidos los ganarán los jugadores, pero desde el
banquillo las propuestas son muy diferentes.
El Soccer City de Johannesburgo vivirá un duelo de técnicos de mucha
personalidad y propuestas diferentes.
Maradona no ocultó su admiración por Aguirre, con quien dijo que habló muy a
menudo en su etapa en el Atlético de Madrid.
Precisamente algunos atribuyeron su salida del club colchonero a una
maniobra del seleccionador argentino, que no estaría conforme con la
utilización que el “vasco” hacía de Sergio Agüero.
El carisma de Diego, la pizarra de Aguirre
El Argentina-México del próximo domingo es, entre otros, un duelo entre el "pelusa" y el "vasco", entre dos concepciones diferentes de entender el banquillo, el futbol
Fuente: Internet