México.– Ciclones, huracanes, canícula, El Niño, radiación solar, calor ¿qué más nos espera para esta temporada? El clima tiene sus propias formas y sistemas para ayudar a la Tierra, y aunque a muchos asuste la llegada de un sistema tropical, debemos estar preparados y más porque todavía falta en la lista ¡El Monzón Mexicano!
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La palabra monzón viene del árabe mausim, que significa estación. En el mundo existen cuatro regiones donde se generan circulaciones monzónicas, una de ellas es el suroeste de Estados Unidos de América y el noroeste de México.
Es cada año, de finales de junio hasta septiembre, en entidades como Sinaloa, Sonora, Durango y Chihuahua en donde se presenta un incremento importante de lluvias, y no sólo por los ciclones y huracanes que rondan en el Pacífico, también por el Monzón Mexicano que las precipita de manera torrencial pero son, en su mayoría, de corta duración.
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El también llamado Monzón norteamericano, se caracteriza por el cambio estacional en la dirección de los vientos cálidos y húmedos entre el continente y el Océano, provenientes del Atlántico y del golfo de México, por el este; y del Pacífico y el golfo de California, por el oeste, y convergen en el noroeste del territorio nacional.
El monzón mexicano, como también se le conoce, provoca un cambio drástico en condiciones normales de lluvia y temperatura: en el noroeste mitiga la sequía, por el contrario en el noreste del país la produce al absorber la humedad del golfo de México.
Las lluvias generadas por el monzón suelen ser torrenciales y de corta duración, por ello la formación de tormentas súbitas que a muchos toman desprevenidos, y por ello la necesidad de mantenerte atento, informado y sobre todo, con un plan de emergencias ante este tipo de sistemas.
El Servicio Meteorológico Nacional destaca que es durante los últimos días de junio cuando se llegan a registrar acumulados mayores a 100 milímetros, que superan la climatología (promedio histórico) de las zonas que comprenden el noroeste del país y que oscilan entre los 40 y 60 milímetro.
Más del 60% de la precipitación anual de esta región ocurre en este periodo monzónico e, incluso, en zonas donde no ha llovido, lo que ayuda a mitigar las condiciones de sequía y beneficia a los sectores agua, agrícola, ganadero y medio ambiente.